La zorra zorra andaba…¿Yo señor, si señor, No señor…quién tiene la culpa? ¿Los dueños de los boliches, la sociedad, los padres, la escuela, los médicos que nada dicen, las mutaciones neurohormonales, los medios de comunicación, las crisis socioeconómicas?. Como en Cromañon, se necesitarían muertes o las patologías simultáneas y “estadísticamente significativas”, para que la alarma suene. Como el actual asesinato de un chico de 15 años de San Martín y la reyerta violenta en pleno mediodía, usando los mismos escenarios, permite volver a pensar en el efecto del abuso de alcohol (nada de sinapsis alteradas ni neuroimágenes) y otras cuestiones acompañantes del extendido “fin de semana”, entre “la previa” y “el after hour” (dura hasta el mediodía). Desde hace décadas insisto en lo que llamo “tríada fatídica” (alcohol, nocturnidad y aturdimiento audiovisual), como primer causa de morbimortalidad en adolescentes y jóvenes. Además de muertos y heridos, produce embarazos “no deseados” (eufemismo), enfermedades de transmisión sexual (genital en realidad), arrepentimientos con intentos de suicidios, etc. etc. El ataque a la conciencia (atributo humano por excelencia) o anulación de la zona frontal de la corteza cerebral, explicaría gran parte de las reacciones compulsivas, violentas, irracionales o reptileanas.

Paradójicamente se acerca septiembre o épocas de vacaciones y aparecen publicidades o promociones de estos mismos consumos, que desmienten los discursos paternos, docentes y médicos. Hace años que observo al psicólogo: Miguel Espeche, ocupando extensos espacios en los principales medios de comunicación, incluidos los gráficos, de tan difícil acceso. Es el autor del programa: “Vivamos responsablemente”, de la cervecería Quilmes… Lo oí y escuché, años atrás en un hotel clave de la zona atlántica. Por supuesto, invitaba Quilmes…

Sentí impotencia y angustia al oír su discurso y más aún, al observar la comunicación analógica o gestual, alejada del estilo de un comunicador científico. Se esforzaba en convencer a los padres que no deben intranquilizarse ni argumentar en contra de las salidas, que deben superar sus miedos, respecto a lo que ocurre en la noche…no es tan grave si sus hijos beben mucho en la previa, que no se mortifiquen ni preocupen tanto y se ocupen de sus temas…Recién ahora puedo afirmar que mi escucha no estuvo teñida de subjetividad, ya que encuentro el mismo argumento y el mismo ejemplo dado en aquella oportunidad, en una extensa entrevista de dos páginas, de este domingo 30 de agosto, en un diario de difusión nacional (*).

Reproduzco parte del texto: no hay que “abrumar a un joven con un discurso angustiado y angustiante en "la previa" a que va a salir a bailar, transmitiendo temor y poca confianza, genera una mezcla de angustia y aburrimiento y el chico lo percibe. El chico se va y da sus primeros pasos al boliche o a la casa de sus amigos, y se lleva en el corazón a un padre angustiado, temeroso, paranoico. El chico se va angustiado, y sabemos que un ansiolítico importante es el alcohol. Entendemos que hay riesgos pero veámoslos desde la potencia de nuestros hijos, de nuestra potencia como padres y de que tenemos elementos (el coraje, el buen criterio, la percepción), un montón de elementos para enfrentar el peligro. Estemos tranquilos nosotros, disfrutemos de la vida, que eso también se transmite a los chicos y les da ganas de crecer; entonces no se descorazonan y su conducta mejora. Decía esto a un grupo de cerca de 300 padres, y una señora levanta la mano y me dice "muy bien, licenciado, todo lo que usted dice, pero yo creo que como madre me tengo que quedar toda la noche, y de hecho me quedo toda la noche, despierta, esperando que vuelva mi hijo de 17 años de bailar. Yo me quedo despierta". Entonces yo me veo diciéndole: "señora, me parece bárbaro lo que usted dice"-ella estaba con el marido a su lado-, "pero dado que la noche es larga, ¿por qué no tiene relaciones con su marido mientras espera a su hijo y la pasa bien? Su hijo, al volver, la va a ver con cara distendida, de buen humor y va a decir 'está bueno ser padre".


(*) http://www.clarin.com/suplementos/zona/2009/08/30/z-01988553.htm