Opinión / Lalo Falcioni (*)

En un fútbol en el que todos coinciden en que se juega cada vez peor. En un ámbito en el que se acepta como un dogma aquello de que “no se puede jugar con el mismo plantel dos competencias al mismo tiempo”. En un campeonato donde la especulación y el “ganar como sea” son rasgos dominantes. En medio de ese desierto, este Newell’s tallado por Gerardo Martino se animó a defender una idea que parte de una consigna básica y sencilla: respetar la pelota. Por eso, este título llega para avalar a un equipo que ya había ganado antes de dar la vuelta olímpica, por si les hacía falta un rótulo a los pragmáticos y resultadistas de siempre.

Newell’s construyó esta formidable campaña –aquí también se incluye su arribo a las semifinales de la Copa Libertadores, nada más y nada menos- dándole prioridad absoluta a lo colectivo. Se necesitaron de las manos de Guzmán, del carácter de Heinze, del cerebro de Bernardi, de la categoría de Maxi y de los gritos de Scocco, por supuesto. Pero los cimientos en los que se apoya esta estructura están representados por la innegociable manera de interpretar el juego que tienen estos futbolistas y su conductor.

Rotación, posesión efectiva, agresividad, contundencia, presión alta, superioridad numérica, paciencia, pases y más pases; son conceptos que este grupo de jugadores internalizó y llevó a la práctica más allá de los resultados circunstanciales. Porque a Newell’s también le tocó perder, pero nunca renunció a su estilo, ese que forjó en uno de los peores momentos deportivos de los últimos años, cuando el Tata se hizo cargo en medio de la sequía absoluta de puntos y con el promedio amenazando con ahorcar el futuro leproso.

En el medio de todo eso, también hubo espacio para el crecimiento de los chicos de divisiones inferiores, que poco a poco se van abriendo paso para volver a motorizar aquello que fue un sello de la Lepra y que llegó a su máxima expresión en el campeonato 1987/88 –del que acaban de cumplirse 25 años- cuando Newell’s se consagró con todos jugadores nacidos en la cantera.

En definitiva, este será un campeón recordado por mucho tiempo. Por su valentía, por su modo de interpretar el juego y por el compromiso de levantar una bandera futbolística en este tiempo que le toca vivir, con posiciones tan polarizadas y a veces absurdas. Newell’s hizo su aporte para mejorar este deporte en la Argentina y merece el reconocimiento.

(*) Periodista de Radio 2  y Rosario3.com