Entre los desarrollos de investigación más importantes que se están llevando a cabo en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), se encuentra una vacuna para proteger al ganado vacuno de la brucelosis.

El espacio cuenta con presión negativa de aire, lo que evita que los microorganismos se escapen al exterior. Las áreas correspondientes a los lugares de trabajo y manipulación de material infeccioso poseen menor presión que las de circulación. De este modo, se reduce el peligro de escape de material infeccioso en caso de accidente.

Los laboratorios de bioseguridad fueron concebidos para facilitar las investigaciones con patógenos de alto riesgo. Así, científicos y medioambiente se resguardan de contagios y contaminación. El edificio de la UNSAM consta de tres pisos, construidos bajo las normativas de seguridad basadas en los requisitos de validación que exige el National Institutes of Health (NIH) de los Estados Unidos, entidad que, una vez otorgada la validación de este nuevo laboratorio, brindará durante cuatro años un subsidio para la investigación.

Uno de los objetivos es utilizar el laboratorio de seguridad biológica para profundizar las investigaciones acerca de la brucelosis. Para ello, es necesario contar con un laboratorio de bioseguridad de nivel 3. Los laboratorios de alta seguridad son clasificados en cuatro niveles, siendo el nivel 3 el apto para la experimentación con agentes patógenos como la brucela. Para dar cuenta del poder infeccioso de la brucela basta mencionar que para su manipulación se exige el mismo nivel de seguridad que para trabajar con el virus HIV.

En nuestro país, uno de los principales grupos de riesgo para el desarrollo de la enfermedad es el ganado vacuno; de ahí la importancia de la vacuna que está desarrollando el IIB bajo la dirección del Dr. Ugalde. La vacuna evitará que estos animales puedan ser infectados por la Brucella abortus.

Las normas de seguridad exigidas no son pocas y se las trata de optimizar en los mínimos detalles para sobreasegurarse ante los riesgos que estas actividades conllevan. La mayoría de los materiales utilizados en la construcción, incluidos pisos y acabado de paredes, son seleccionados según su resistencia y capacidad de antiadherencia, para evitar la acumulación de partículas que afecten el ambiente.

En estos días, explica Ugalde, “esperamos colocar en las bocas de aire filtros HEPA (High Efficiency Particulater Air Filter), llamados filtros absolutos, que son los encargados de impedir que, en caso de producirse una fuga en alguna de las áreas, ésta no pueda traspasar al exterior del edificio”.

Con relación a los recursos humanos, el grupo de científicos que lleva a cabo investigaciones en el laboratorio está integrado por doctorandos o doctores con proyectos de post-doctorado.

Otro aspecto de suma importancia es la formación y entrenamiento de las personas que trabajan con agentes infecciosos como ocurre con el personal de limpieza o mantenimiento. Ellos deben ser conscientes de los riesgos potenciales y contar con capacitación y experiencia en la manipulación de materiales.

Fuente: Universidad Nacional de General San Martín