Dado que en la comunidad médica se solía considerar que la ausencia de las amígdalas no afectaba la salud en la edad adulta, muchos profesionales optaban por operarlas cuando se encontraban infecciones recurrentes, dificultades respiratorias o agrandamiento de las mismas en los chicos.

Sin embargo, de acuerdo con una investigación publicada en JAMA Otolaryngology-Head & Neck Surgery, y reproducida por Mejor con Salud, esta práctica podría estar incidiendo en la aparición de enfermedades en el futuro.

Investigadores de la Universidad de Melbourne realizaron el análisis de una recopilación de datos masivos de 1,2 millones de niños daneses, nacidos entre 1979 y 1999. Después de comparar datos entre el grupo intervenido y el de control, el equipo encontró que hay una relación entre la amigdalectomía y el riesgo de algunas enfermedades respiratorias.

A quienes se les extirpó las amígdalas o adenoides antes de los 9 años de edad vieron incrementada tres veces la incidencia de padecer afecciones alérgicas e infecciosas como asma, influenza y neumonía, en años posteriores. Por otro lado, aquellos que se sometieron a una adenoidectomía tuvieron una tasa dos veces mayor de las mismas enfermedades.

Pero lo más destacado es que el análisis agregó que muchos de los síntomas de la amigdalitis y adenoiditis que las cirugías de extirpación buscan mejorar, regresan poco después de la intervención. Esto quiere decir que la persona puede volver a tener infecciones respiratorias e inflamación crónica de los oídos.

De este modo, se concluyó que cualquier beneficio a corto plazo es insignificante en comparación con los riesgos que acarrea. Debido a esto, los expertos sugirieron evitar dichos procedimientos cuando hay otros tratamientos alternativos disponibles.

Los expertos recomendaron realizar una intervención quirúrgica sólo en los casos de irritaciones constantes en la garganta, apnea obstructiva del sueño, e infecciones recurrentes de oído.