Un experimento ha demostrado que el extracto de frutilla aplicado sobre un cultivo de células de la piel actúa como protector frente a la radiación ultravioleta, además de aumentar su viabilidad y reducir el daño en el ADN. El estudio, desarrollado por investigadores italianos y españoles, abre la puerta a la creación de cremas fotoprotectoras de fresa.

“Hemos comprobado el efecto protector de los extractos de frutilla frente al daño que producen los rayos UVA en células de la piel”, ha explicado un investigador de la Università Politecnica delle Marche (Italia) y autor principal de un estudio hispano-italiano cuyos resultados se publican en el “Journal of Agricultural Food Chemistry”.

El equipo preparó cultivos de células dérmicas humanas (fibroblastos) y les aplicó distintas concentraciones de extracto de frutilla (0,05, 0,25 y 0,5 mg/ml), salvo en uno de control. Después, mediante lámparas ultravioleta, expuso a las muestras a una dosis “equivalente a 90 minutos de sol tomado en verano a mediodía en la Riviera Francesa”.

Los datos confirman que el extracto de fresa –especialmente con 0,5 mg/ml– muestra una actividad fotoprotectora en los fibroblastos expuestos a radiación UVA, aumenta su supervivencia o viabilidad, y disminuye el daño en el ADN cuando se compara con las células control.

“Estos aspectos son muy importantes porque se trata de una acción protectora para líneas celulares sometidas a condiciones que pueden provocar cáncer y otras enfermedades inflamatorias y degenerativas de la piel humana”, destaca Battino.

El investigador reconoce que se trata de un “primer paso para determinar los efectos beneficiosos de las frutillas a través de la dieta humana, o como posible fuente de compuestos para ‘integradores alimentarios’ o cosméticos, por ejemplo”.

Los científicos sospechan que podrían ser los antocianos, unos pigmentos que otorgan el color rojo a hojas, flores y frutos. Los análisis han confirmado que los extractos son ricos en estas sustancias.

“Estos compuestos tienen importantes propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, anti-tumorales y son capaces de modular los procesos enzimáticos”, destaca otra de las autoras, Sara Tulipani, de la Universidad de Barcelona, “aunque todavía no hemos encontrado una relación directa entre su presencia y las propiedades fotoprotectoras”.

“De momento los resultados sientan las bases para futuros estudios que evalúen la ‘biodisponibilidad’ y la ‘bioactividad’ de los antocianos en la dermis y epidermis de la piel humana, bien por incorporarlas a formulaciones de aplicación tópica o por ingerir el fruto”, continúa Tulipani.

Fuente: Tendencias 21