La sociedad evoluciona constantemente. Sin embargo, dicha evolución no se debe únicamente al conocimiento científico puesto que la filosofía, el arte, la historia y la literatura son conocimientos fundamentales para el ser humano que, a través de estas disciplinas, se conoce mejor a sí mismo.

Las carreras de humanidades son profundamente vocacionales. Y lo que no debería hacer ningún alumno que quiera ser feliz en su futuro profesional es tomar la opción de estudiar una carrera de humanidades como un plan B. Cuando en realidad, todo ser humano tienes más opciones de alcanzar el éxito cuando se concentra en una actividad que realmente le apasiona, según sostiene el portal formacionyestudios.com.

La cultura es un patrimonio universal de la humanidad

Quienes desconfían de la importancia de las carreras de humanidades no están haciendo un juicio cierto sobre la realidad sino que demuestran tener una creencia limitante de lo que implica la cultura. Es decir, es fundamental que en la sociedad haya profesionales formados y competentes en áreas de letras puesto que gracias a su desempeño también aportan un conocimiento vital para el progreso ético.

Es imposible conocer el presente sin atender al pasado. Por esta razón, filósofos como Sócrates, Kant, Descartes y Heidegger aportan luz con sus ideas a la sociedad del siglo XXI. Sin duda, es un valor interiorizar el humanismo como una actitud ante la vida. Es un símbolo de marca personal importante incluso en la empresa moderna. Esta formación te aporta algo muy importante: sentido crítico para formarte tu propio criterio de las cosas. Las carreras de humanidades son excelentes para personas que creen en la filosofía, la literatura, la historia y el arte. Y consideran que estos bienes son vitales para la sociedad actual.

Puede ser cierto que las humanidades viven una etapa de crisis desde que la ciencia, como sinónimo de comprobación experimental, alcanzó un brillo notable. Sin embargo, este avance de la ciencia hace que las humanidades sean todavía más importantes. Así lo demuestra el valor de la filosofía como reflexión ética para el conocimiento científico. Así como en el ámbito empresarial existen más posibilidades de acceder a un mejor empleo cuando el profesional realiza un MBA, en el ámbito de las humanidades puede ser muy positivo realizar el doctorado. Esto aporta una especialización en un tema concreto.