Su creador las define como una especie de graffiti sonoro. Se trata de una pequeña pelota que reproduce un mensaje cuando detecta que alguien se acerca, pero su nombre real es SoundBomb, bomba de sonido.

Aunque a simple vista el invento parezca inútil, se trata de un proyecto artístico de Felix Hardmood Beck y no de un producto comercial.

Hardmood vende estas bombas, pero no lo hace a cualquiera. En todo caso, estudia las solicitudes y sólo las fabrica para aquellas personas que tengan un buen motivo para usarlas.

El artista propone colocarlas, por ejemplo, a modo de bomba-protesta a la entrada de los malos restaurantes que no atienden como corresponde a sus clientes.