Se trata de un trabajo del King's College de Londres, en el que se analizó a más de 2.200 gemelos nacidos entre 1994 y 1995, con el fin de obtener una muestra representativa nacional de adultos jóvenes.

Los autores definieron a la soledad como un sentimiento de conexión social inadecuada y diferenció la soledad del aislamiento social, es decir, separó el hecho de sentirse solo que el estar solo, según docsalud.

Los resultados, difundidos por el sitio de internet Vice, mostraron que los individuos solitarios “eran un 24% más propensos a reportar falta de descanso al dormir, así como también dificultad para concentrarse durante el día”.

Para arribar a las conclusiones, los investigadores recopilaron puntuaciones de soledad para cada voluntario obtenida por medio de entrevistas realizadas en sus hogares y un cuestionario que debían completar sobre sentimientos de compañerismo, sentirse excluidos, aislamiento y soledad.

Entre el 25 y el 30% de los participantes reportaron sentirse solos en forma ocasional mientras que el 5% dijo tener esa sensación con frecuencia. 

Más tarde el equipo midió la calidad del sueño de los involucrados con un segundo cuestionario que indagaba desde el número típico de horas de sueño por noche, hasta los medicamentos para dormir y los problemas diurnos relacionados con la falta de descanso.

El análisis también tuvo en cuenta el aislamiento social de los involucrados, así como también la situación laboral y si eran o no padres de niños pequeños. A su vez, consideraron la ansiedad, el consumo de alcohol, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad y el trastorno por estrés postraumático.

Por último, ya que se trataba de una muestra de gemelos idénticos, los científicos analizaron si los genes eran responsables de la relación entre dormir mal y sentirse solo, o si el entorno de la infancia compartido por los gemelos influyó de algún modo. El análisis encontró que los genes no eran un culpable probable, y que la soledad y la calidad del sueño no parecían compartir un origen genético común.

Aunque se descartaron la asociación con factores biológicos y sociales, la asociación entre soledad y mala calidad del sueño era aún fuerte. De hecho, los autores sugieren que la soledad es fundamentalmente la falta de una sensación de seguridad. De este modo se genera un estado de hipervigilancia incompatible con el buen dormir.

De hecho, en un subgrupo de participantes, la correlación entre soledad y falta de sueño era aún más fuerte: las personas que habían experimentado violencia o maltrato de niños o adolescentes, lo que refuerza la hipótesis de la vigilia.