Costanza Caffarelli es licenciada en Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN) y magíster en Problemas y Patologías del Desvalimiento y en Gestión Educativa. En su libro “Tribus urbanas. Cazadores de identidad” explora una cuestión que en los últimos años excede el interés académico y se desplazó al campo de los medios de comunicación.

El fenómeno de las tribus urbanas se expande cada vez más en ciudades de América Latina, así como en Estados Unidos y Europa. Según la autora se trata de hacer a un lado los (pre)juicios, para poder saber de qué se trata y qué hacer para abordar este fenómeno de las tribus urbanas, que de un modo u otro, ha venido para quedarse.

Son grupos que se reúnen en torno de una visión del mundo, de una cierta ideología, de una estética (peinado, maquillaje, modo de vestir) y del gusto por determinado género musical”, puntualiza.  "La idea o el concepto de tribus urbanas es bastante nuevo, aparece a fines de los años 80 y los 90, para dar cuenta de los fenómenos de agrupamientos juveniles" explica la investigadora de la UNICEN.

En su investigación, trata de comprender "como los jóvenes se congregan a partir de ciertas afinidades, intereses, gustos, ideales e intereses compartidos, en el marco de un concepto que ha sido bastante discutido".

Respecto a esa discusión del concepto de tribu urbana, especificó que se da en torno a "si se trata de tribus o no y por qué, pero creo que lo interesante es que sirve como herramienta para pensar como es el agrupamiento o el fenómeno de agrupamiento en los jóvenes".

"La apariencia tiene que ver con aspectos filosóficos, lo que cada tribu presenta como consigna que lo identifica, pero también el aspecto estético es uno de los que quizás más llama la atención porque es lo más visible, y hasta lo más provocador" comenta Constanza.

Para Cafarelli, es a partir de lo estético que las tribus "construyen esa provocación". Tras mencionar el ejemplo del surgimiento de los punks en Inglaterra durante la década del 70, con crestas y pantalones rotos en medio de una sociedad conservadora, indica que se trataba, en aquel entonces, de "una estética que implicaba una provocación, algo que se sigue dando pero de diferente manera y en un contexto distinto, por eso hay que leerlo en su contexto histórico".

Precisamente revisando ese concepto de tribu urbana, Cafarelli aclara que "respecto a emos y floggers se visualiza el uso de la tecnología y las comunicaciones como denominador común, o sea estos grupos están mediados por la tecnología, el uso de internet, las cámaras y lo que se ve por el hecho de subir esas fotos a las páginas".

En su análisis, entonces, surge que existe hoy en día "una facilidad y una velocidad en la comunicación que va produciendo otro tipo de intercambios o que tiene que ver ya con otros soportes".

El fenómeno se ve en edades que van de los 13 a los 20 años aproximadamente. "Siempre se producen estos grupos de pares, donde los jóvenes van saliendo un poco de sus casas, experimentando socialmente, viviendo en el afuera, y entonces la constitución de esos grupos ayuda a que la salida sea menos traumática y conflictiva".

Respecto a las situaciones de violencia, que suelen aparecer mediáticamente asociadas a estas tribus -sobre todo en los medianos y grandes centros urbanos del mundo- pueden encontrar alguna explicación: "de algún modo tienen que ver con afirmar la identidad, de un modo exacerbado y violento. Por ejemplo es como decir: a ese otro como no es como yo, no lo tolero ("no lo banco") entonces lo agredo. De esta forma se trata de preservar la propia identidad y remarcar esa diferencia de la peor manera".

Ante ese panorama, Cafarelli finalmente plantea que "es ese momento donde se van jugando como sujeto en sucesos dolorosos o difíciles de asumir, y para eso los jóvenes van buscando esos grupos de referencias, más allá que no sean tribus. Todos fuimos chicos y parte de un grupo, siempre nos encontramos en eso que nos permite ir viviendo una experiencia social para intentar ver, de a poco, con que nos encontraremos luego".

Fuente: Universidad Nacional del Centro