Mientras los habitantes de Aracataca, el pueblito de la costa colombiana donde nació 80 años atrás Gabriel García Márquez, poblaban sus callecitas en honor al cumpleaños del escritor, una fiesta más reducida pero íntima, se desarrollaba en México. El octogenario de pluma impecable soplaba las velas y muy cerca, su hermano Javier, de 66 años, lo contemplaba con felicidad.

“Fue una noche de parranda, donde la pasamos muy bien”, comentó a través de la radio, a la vez que la imaginación sostiene la imagen de un Gabo iluminado, deseando muchos años más para seguir contando sus historias.

Javier García Márquez conoce muy bien a su hermano. “Es un amiguero, está siempre dispuesto a tener nuevos amigos. Claro que habrá los más antiguos de su infancia, su adolescencia y los periodistas que tendrán un lugar especial pero los amigos posteriores a Cien años de soledad – él suele hacer esa división en el tiempo– son igual de queridos por él”, confió. “Gabito es un tipo cálido y amoroso”, resaltó.

En cuanto a la calificación de “brujo” que pesa sobre el escritor, su hermano Javier, asintió: “Es una bonita definición”, manifestó. “Para nosotros los brujos tiene una connotación de mito y alegría. Tienen la particularidad de adivinar el destino y en el caso de Gabito no sólo está en la pluma sino que creemos que es clarividente y por eso le decimos boca de chivo, es decir lo que dice se cumple”.

Y no tardó en dar un ejemplo. “Una vez lo fui a buscar a Barranquillas, iba rumbo a su casa y me perdí. En eso viene un señor, estaba muy oscuro, paré el carro y la sorpresa fue que era Gabito. Quedé frío y le dije que no me cuente lo que había pasado”, expresó Javier todavía con la incertidumbre fresca en la voz.

Finalmente, en referencia a los planes más cercanos de Gabriel García Márquez, respondió: “Gabo tiene 80 años, vive el presente porque el futuro puede ser más incierto” Y en relación a la posibilidad de que pase sus últimos días en suelo argentino, tal cual una persona lo predijo, Javier sostuvo: “Siempre ha manifestado una tremenda alegría por los argentinos, incluso la versión oral de Crónica de una muerte anunciada la pensó allí”.