La preocupación expresada la semana pasada por el intendente Miguel Lifschitz por el crecimiento y hasta el armado de nuevos asentamientos precarios en Rosario, según él fruto en gran parte del constante flujo migratorio desde el norte, se puede dimensionar mejor con los números. Según estimaciones de la propia Municipalidad, más de 120 mil personas viven en las más 90 villas que hay en la ciudad.

 

Con esas cifras cualquier esfuerzo oficial amenaza con quedarse corto: el Plan Hábitat, uno de cuyos complejos viene a inaugurar mañana miércoles el presidente Néstor Kirchner, y que apunta a mejorar las condiciones de vida –en algunos casos urbanizando el mismo lugar que habitan, en otros mediante relocalizaciones– beneficiará en total –entre los proyectos ya ejecutados y los aún a terminara 6.600 familias, algo más de 30 mil personas.

 

Sin embargo, Lifschitz es optimista. En diálogo con Rosario3.com, afirmó que si se consigue financiamiento para el Plan Hábitat II –hoy en etapa de anteproyecto– y se aplican políticas de contención de los trabajadores rurales, sobre todo del Chaco, en sus lugares de orígenes, "en 10 años se podrían erradicar –o urbanizar– todos los asentamientos de la ciudad".     

 

No fue casual que el intendente haya salido el miércoles pasado, justo cuando recorrió el barrio donde se relocalizó a 232 familias de Molino Blanco que inaugurará Kirchner, a advertir a los gobiernos nacional y de las provincias de Santa Fe y del Chaco sobre la necesidad de contener socialmente en los lugares de origen a las personas –muchas aborígenes– que día a día llegan a la ciudad porque –explican– “aca es más fácil conseguir un plato de comida”.

 

Lifschitz cree que frenar –“ya que detener es imposible”– el flujo migratorio es una pata más que importante para cumplir el sueño que el socialismo se impuso desde que lanzó el Plan Hábitat, en la gestión de Hermes Binner: achicar al mínimo la enorme mancha que en cualquier foto aérea de Rosario representa su enorme cordón de villas miseria.

 

La otra receta del municipio es más Plan Hábitat. Por eso, el intendente afirmó que la apuesta es poner en marcha “de 2008 en adelante”, cuando ya estén concluida la primera etapa, la segunda versión del programa, que hoy está en situación de anteproyecto y sobre el cual, contó Lifschitz, ya se iniciaron conversación con el gobierno nacional. La participación del poder central es fundamental para conseguir financiamiento, que en el Plan Hábitat I proviene en gran parte de créditos internacionales.  

 

 

Claro que los esfuerzos –y recursos– puestos en el Plan Hábitat I, piloteado por el Servicio Público de la Vivienda de la Municipalidad , no son pocos. Según un informe del propio SPV, hay seis proyectos en marcha: Las Flores, Empalme, Corrientes, La Lagunita , Molino Blanco e Itatí. Además, también se intervino en Villa Banana y en La Tablada. El presupuesto total del programa es de 71,7 millones de dólares, de los cuales 43 millones provienen de créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y 28,7 millones son fondos propios de la Municipalidad.

 

“La característica central de Rosario Hábitat es el enfoque integral que lo sustenta, que considera la problemática de las denominadas villas miseria de Rosario no sólo como una cuestión de déficit habitacional, sino también de desocupación, de falta acceso a la salud y a la educación, y de carencia de servicios mínimos. Por eso, combina la inversión en obras de infraestructura con acciones de promoción social e iniciativas de trabajo, capacitación y generación de ingresos. Además, la urbanización de cada asentamiento contempla el ordenamiento y regularización del loteo, a fin de entregar los terrenos en propiedad a los beneficiarios. Otro elemento fundamental del programa es el fomento permanente de la participación de los vecinos en la planificación, ejecución y consolidación de los cambios en cada asentamiento”, sostiene un documento del SPV.

 

En ese marco, los proyectos incluyen no sólo la construcción de viviendas para la relocalización de las familias y la urbanización, con obras de infrestructura y la llegada de servicios en el propio asentamiento en el que se interviene, sino también, entre otras cosas, capacitación laboral a jóvenes, atención a la niñez y capacitación en microemprendimientos, entre otras cosas.

 

¿Habrá más? Acaso con la visita del presidente queden posicionadas las fichas para ese partido.