La puesta en práctica de cinco laboratorios que estarán funcionando a pleno mediados del 2014 para desarrollar el megaproyecto corre por cuenta de un equipo de investigación integrado por el ex decano de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (Famaf) de la Universidad de Córdoba, doctor Daniel Barraco, además del doctor. Juan Collet Lacoste, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA) y el doctor Arnaldo Visintin, de la Universidad Nacional de La Plata.

“El proyecto, originariamente, consiste en desarrollar el material activo de las baterías (pastas o polvos) para construir cátodos, ánodos y electrolitios. En la segunda parte se busca generar un proceso de purificación de la salmuera para llevarla a carbonato de litio en un 99%”, explica el coordinador del proyecto.

Según el investigador del CONICET, el subsecretario de Industria de la Nación Javier Rando fue quien le propuso agregar al proyecto un tercer proceso, que consiste en la creación de baterías de litio para ser destinadas al plan Conectar-Igualdad y, más adelante, a la fabricación de automóviles sustentables con energía eléctrica. Entonces, además de la elaboración de las pastas para el desarrollo de cátodos, ánodos y electrolitios, y la purificación del carbonato de litio, la creación de las baterías de Ion-litio será el resultado final de este megaproyecto industria argentina.

“En esta última parte del proceso se deben construir algunas sustancias orgánicas como polímeros, que son necesarios para armar las celdas de las baterías. Una vez que está hecha la celda, se debe perfeccionar la batería de acuerdo a su finalidad; algunas pueden ser cilíndricas y otras planas”, detalló Barraco.

Para extraer el litio de los inmensos lagos salados se debe perforar las salinas, llegar hasta donde está la salmuera, extraer esas aguas, purificarlas y de ahí se obtiene carbonato de litio a un 99,6%, que es lo que se exige a nivel internacional para fabricar baterías, explican los investigadores.

Actualmente, la Argentina no cuenta con plantas de tecnología nacional para purificar la salmuera y obtener un 99,6% de carbonato de litio. Sin embargo, la idea de los científicos es instalar una planta purificadora que sea capaz de elaborar las propias pastas para que su producción sea nacional, y de esta forma no depender de empresas privadas o extranjeras.

“El objetivo de la planta de purificación no será solamente la producción de carbonato de litio; también se espera poner en funcionamiento una planta testigo para saber el costo real del carbonato de litio, en un intento por saber cuánto es la ganancia real de las empresas que ya están funcionando en la zona”, adelantó el coordinador del proyecto.

Teniendo en cuenta que el territorio argentino ofrece una gran extensión salina de unos 8.200 kilómetros cuadrados, el especialista cree que el país no puede dejar pasar la oportunidad única de explotar y dar valor agregado a este mineral. “Acá hay una gran revolución que es parte de la gran crisis económica que está sufriendo el mundo. Lo que va a cambiar en los próximos 10-20 años son las fuentes de energías y, necesariamente, hay que cambiar también los vectores energéticos, acumuladores, porque vamos a tener que sustituir al petróleo”, sostiene el doctor Daniel Barraco.

Según el Centro de estadísticas Geológicas de Estados Unidos (USGS), la mayor reserva de litio se encuentra en el salar de Uyuni (Bolivia), que posee 100 millones de toneladas de litio. Luego le sigue el salar de Atacama (Chile), con el 29% de los depósitos y, finalmente, las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca (Argentina) con 11 millones de toneladas métricas que, en su mayoría, se exportan a países como Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, China, Rusia, Japón y Holanda.

“Estamos frente a un nuevo paradigma: el del cambio de las fuentes de energía, que es un cambio no científico, pero sí tecnológico. Hay una nueva revolución industrial, que es la revolución de la energía, igual que la primera gran revolución industrial”, concluye el experto.

Fuente: Agencia CTyS