La música, dicen, amansa a las fieras. Y sí, las más dulces criaturas, los bebés, también se transforman en fieras cuando estallan en llanto porque no pueden dormir o los cólicos estomacales los atacan sin tregua en esos atardeceres que para los padres parecen eternos.

Una buena melodía, suave, no estridente, puede ser mejor remedio que el siempre efímero Factor G. Al menos eso es lo que pudieron comprobar en el hogar maternal del hospital de la ciudad eslovaca de Kosice-Saca, donde se aplica un programa experimental en el que usan música clásica para calmar y ayudar a conciliar el sueño con bebés.

Desde hace cuatro años empezó a funcionar este programa, en el que los bebés incluidos escuchan música con auriculares. Al parecer, Mozart y Vivaldi son los compositores preferidos por los recién nacidos.