Tras el trágico incendio ocurrido el miércoles por la noche en San Lorenzo, que costó la vida a una persona y puso en evidencia los pobres recursos con que se maneja el cuerpo de bomberos de esa ciudad, volvieron las dudas: ¿Pueden los cuerpos de bomberos de las ciudades del cordón industrial combatir dos incendios simultáneos? ¿El equipamiento creció al ritmo de desarrollo de esas ciudades?

En la provincia de Santa Fe existen cinco cuarteles de Bomberos Zapadores ubicados en Rosario, San Lorenzo, Santa Fe, Rafaela y Vera. En el resto de las ciudades con menor cantidad de habitantes y cercanas a estos cuarteles sólo existen voluntarios que cuentan con algún vehículo y la buena disposición de las comunas que les permitan disponer del regador en caso de tener que salir a apagar un incendio. Quizás esta infraestructura era suficiente hace cincuenta años, pero no en la actualidad. La población aumentó, se extendieron los barrios y surgieron hoteles, fábricas, comercios y nuevas industrias que modificaron las condiciones de riesgo potencial en cada una de esas ciudades.

Pero no ocurrió lo mismo con los sistemas de seguridad, entre ellos los relacionados con el control del fuego. Si bien para Rosario el gobierno de Santa Fe anunció la llegada en septiembre de una escalera que permitirá asistir a personas atrapadas en edificios de más de 20 pisos y la inmediata creación de un nuevo cuartel de bomberos en la zona sur, detrás de la nueva Jefatura de Policía, no ocurre lo mismo en el Gran Rosario.

Las delegaciones de las ciudades del cordón industrial están en crisis. Según confiaron a Rosario3.com los bomberos de esas ciudades, la situación es crítica. En San Lorenzo tienen un hidroelevador que les permite rescatar a alguien atrapado, pero sólo soporta el peso de una persona, con lo cual si la víctima de incendio teme subirse solae, el aparato no sirve. En Villa Gobernador Gálvez explican que no tienen protectores respiratorios y que, para entrar en lugares con humo, lo hacen tapándose la nariz con un pañuelo mojado, lo cual les impide usar ambas manos en el operativo. Las fallas y limitaciones se repiten en todas las localidades: las botas no alcanzan para todos, los uniformes no están completos, las unidades tienen más de 30 años de antigüedad, están provistas con motores gasoleros demasiado lentos en el arranque, los sistemas de comunicación son obsoletos y el personal no alcanza para garantizar la seguridad en poblaciones con crecimiento constante.

A pesar de que es público y notorio el déficit de recursos que padecen,  al ser consultados por Rosario3.com, los bomberos solicitan no ser identificados por temor a sanciones de parte de sus superiores. Pero realizan de todos modos denuncias anónimas a la espera de que las autoridades tomen cartas en el asunto.