Se calcula que el número de personas con retraso mental guarda relación con el grado de desarrollo del país de que se trate. Según estimaciones, el porcentaje de jóvenes de 18 años y menos que sufren retraso mental grave se sitúa en el 4,6% en los países en desarrollo, y entre el 0,5 y el 2,5% en los desarrollados.

 

Esta gran diferencia existente entre el primer y el tercer mundo demuestra que ciertas acciones preventivas como la mejora de la atención materno-infantil e intervenciones sociales específicas permitirían un descenso general en todo el mundo de los casos de nacimientos de niños con retraso mental. Los efectos del retraso mental son distintos según las personas.

 

El retraso mental, según la definición de la Organización Mundial de la Salud, es un estado de desarrollo incompleto o interrumpido de la mente, que se caracteriza por la dificultad en el periodo de desarrollo para adquirir las aptitudes que contribuyen al nivel general de la inteligencia, es decir, las cognitivas, de lenguaje, motrices y sociales.

 

Aproximadamente el 87 por ciento de los afectados tienen limitaciones leves de las capacidades cognitivas y adaptativas y la mayoría pueden llegar a llevar vidas independientes perfectamente integrados en la sociedad. El 13 por ciento restante puede tener serias limitaciones, pero en cualquier caso, con la debida atención de las redes de servicios sociales, pueden llegar a integrarse en la sociedad. Y es que el potencial mental de todas las personas, independientemente de su nivel, se puede desarrollar o desaprovechar. Una actitud positiva, acompañada de programas educativos y profesionales apropiados, puede ayudar a las personas con retraso mental a adaptarse y a aprovechar al máximo su capacidad.

Para alcanzar esos objetivos es preciso, entre otras acciones, crear servicios y fomentar la creación de grupos de autoayuda, integrados por personas vinculadas o no por lazos familiares. Dar poder de decisión a los padres podría dar impulso a la formulación de políticas, programas y servicios adecuados.

Síndrome de Down

 

Nombrada así en honor a su descubridor John Langdon Down, este síndrome el la causa genética más frecuente de retraso mental leve o moderado y se da en uno de cada 800 nacimientos. El síndrome de Down está causado por un fallo en la división celular ocasionado por la presencia adicional de un tercer cromosoma 21. Por lo que se conoce hasta el momento, no es atribuible a los progenitores ni a factores ambientales y la probabilidad de que otro niño con síndrome de Down nazca de un embarazo posterior es únicamente del uno por ciento, sin tener en cuenta la edad de la madre. Así, cuanto mayor es, más grande es el riesgo de que se dé esta alteración genética. Por ello los especialistas recomiendan a las mujeres que tengan sus hijos antes de los 35 años. La probabilidad de que antes de los 30 años una mujer tenga un hijo con Down es de una entre mil, pero ésta aumenta a una entre 400 a los 35.El síndrome de Down puede presentar otras alteraciones asociadas, que precisan un tratamiento aparte.

 

Algunas de ellas pueden ser diagnosticadas en los primeres meses de vida del bebé. Es el caso del hipotiroidismo congénito. También suelen darse la pérdida de oído, enfermedades congénitas del corazón o alteraciones de la visión.

Pero más allá del tratamiento médico específico, todos los estudios inciden en la importancia de la socialización del niño con Down. Esto es, escolarizarlo en clases normales, potenciar sus habilidades de aprendizaje y comunicación, que viva con la familia y que desempeñe un trabajo remunerado dentro de sus posibilidades. Respecto al tratamiento, en los últimos tiempos se ha apuntado la posibilidad de que un tratamiento con suplementos de aminoácidos y un fármaco conocido como Piracetam podría ser beneficioso para los niños con síndrome de Down. El Piracetam es un medicamento psicoactivo que algunos científicos creen que podría mejorar la función cognitiva, pero por el momento aún está en fase de estudio.

 

Síndrome X Frágil

 

El síndrome X Frágil es la forma más común de retraso mental heredado genéticamente. Provocado por un defecto en el cromosoma X, es más frecuente en el hombre que en la mujer, en la que el segundo cromosoma X puede enmascarar la debilidad del primero. Además de la discapacidad intelectual, algunas personas con X Frágil desarrollan rasgos físicos y faciales comunes, como las orejas prominentes. Los niños con X Frágil frecuentemente parecen normales durante la infancia pero desarrollan estos rasgos típicos durante su vida.

En cuanto a sus capacidades intelectuales, pueden presentar desde una discapacidad leve para el aprendizaje e hiperactividad, hasta retraso mental severo y autismo.Este síndrome esta causado por un defecto en el cromosoma X. Gracias a los avances en los tests genéticos, en la última década se ha incrementado significativamente en número de casos diagnosticados. El síndrome X Frágil se declara aproximadamente en uno de cada mil niños nacidos y en una de cada 2.500 niñas. Pero el hecho de que en la mujer un cromosoma defectuoso pueda enmascara al otro puede hacer que haya muchos casos de mujeres no diagnosticados que si tienen hijos les transmitirán el gen.

A pesar de que muchos niños con X Frágil no tienen problemas físicos serios, tienen mayor riesgo de sufrir algunas patologías no tan frecuentes en niños normales. Por ejemplo, frecuentemente sufren infecciones del oído interno que deben ser tratadas lo antes posible para prevenir una fuente de problemas con el lenguaje. Con la vista son frecuentes los problemas de miopía y ojo vago. A nivel ortopédico presentan problemas con los pies planos y laxitud de las articulaciones.

 

Síndrome alcohólica fetal (FAS, según las siglas en inglés)

 

Se trata de una alteración caracterizada por el retraso en el crecimiento, deformidades faciales y disfunciones en el sistema nervioso central. Lo causa la ingesta de alcohol por parte de la mujer durante el embarazo, por lo que es evitable al cien por cien. El alcohol, una vez en la sangre cruza libremente la placenta y llega al embrión o el feto a través del cordón umbilical. Su incidencia está entre los 0,7 y un caso por cada mil nacimientos. Según el Servicio Público de la Salud de EEUU, no existe ningún nivel de alcohol seguro durante el embarazo. Si una mujer bebe durante el embarazo los riesgos para el feto van desde el aborto espontáneo hasta el retraso en el crecimiento, pasando por alteraciones físicas, mentales y del comportamiento, deformidades faciales, y disfunciones del sistema nervioso central como, retraso en el desarrollo y en el habla o un coeficiente intelectual menor.

Pero, en los casos más leves, a la larga, los niños pueden presentar otros tipos de alteraciones psicológicas y psiquiátricas como déficit de atención, dependencia del alcohol y las drogas, depresión o episodios psicóticos.

 

Fuente: (Infancia Hoy)