El titular del Sindicato de Peones de Taxis, Horacio Boix, se mostró a favor de los controles de narcolemia a los taxistas y consideró que deben ser rigurosos y cotidianos. Sin embargo, opinó que la sanción de quitarle de por vida la habilitación para conducir transportes públicos es extrema y pidió que a este tipo de choferes se le brinde una “segunda oportunidad”. A su vez, Mónica Gangemi de Compromiso Vial por Úrsula y Carla, pidió que descienda a cero el mínimo de alcohol en sangre para todos los conductores.

Este sábado, personal de la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana municipal, detectó que un taxista había consumido marihuana y cocaína. Tras una denuncia al 147 de parte de pasajeros, se interceptó el auto, un Renault Sandero, en Montevideo al 3.800. Tal cual está dispuesto por protocolo, se le practicó el test de alcoholemia y dio resultado negativo y ante cierto comportamiento del chofer, se decidió medirle el nivel de narcolemia que, en cambio, fue positivo.

De esta manera, la Municipalidad de Rosario registró el primer caso de narcolemia positiva en un conductor de transporte público. En consencuencia, el auto fue remitido al corralón municipal y se le retiró la chapa. En tanto, el chofer será sancionado por la Secretaría de Movilidad. Cabe señalar que podría perder su habilitación para conducir transporte público de por vida.

En diálogo con el programa A Diario (Radio 2), Boix rechazó que cualquier conductor consuma sustancias prohibidos así como también alcohol durante el servicio. “Creo que la Municipalidad tiene que poner en la mira a este tipo de situación, esta gente no puede estar prestando un servicio a la comunidad”, sostuvo.

Boix pidió que refuercen los controles y que se promocionen más: “Hay que hacerlos públicos, que los choferes sepan y que se cuiden de consumir. Me parece ba´rbaro que se haga narcolemia, tienen que ser controles rigurosos y todos los días”, recomendó.

Consultado acerca de la posibilidad de que el taxista en cuestión quede inhabilitado de por vida a conducir un transporte público, observó: “Son sanciones extrema, todos tenemos derecho a recuperarnos, merece una nueva oportunidad. Si se vuelve a repetir, sí, hay que quitarle la habilitación”, manifestó. Luego, remarcó que este tipo de conductores precisan ser rehabilitados y una vez que se compruebe que han vencido el consumo, puedan volver a trabajar.

Por su parte, Mónica Gangemi, al frente de Compromiso Vial por Úrsula y Carla, opinó que este tipo de situaciones debe ser el puntapié para modificar la normativa y reducir a cero el nivel de alcohol en sangre permitido para conductores no profesionales. “La mayoría de los vehículos remitidos son casos de alcoholemia positiva y no de narcolemia. Si en este caso, no se hubiera tratado de un conductor profesional, también resulta peligroso que conduzca así”, indicó.

“Lo delicado es que todavía haya gente que se atreva a conducir en esta condición poniendo en riesgo a todos los ciudadanos”, lamentó.