El temblor de 7,5 grados de magnitud en la escala de Richter que afectó este miércoles a Perú no sólo causó pánico en la población y el derrumbe de algunas estructuras, sino que también dañó gran parte de las rutas de ese país. Este hecho complicaba el reencuentro de familiares de quienes viven en Ica y Pisco, las ciudades más afectadas por el fenómeno.

Funcionarios del gobierno peruano aseguraron que la carretera Panamericana, que une Lima con Ica, "está muy maltratada y las vías están hundidas".

Un gran grupo de personas radicadas en Lima con familiares en Ica y Pisco intentaban llegar a esas ciudades para aclarar qué pasó con sus seres queridos, pero una serie de derrumbes en la carretera dificultaban el viaje. Ese tramo, que normalmente se hace en cuatro horas, demoraba bastante más por las condiciones del asfalto también por el abultado tráfico.

Por su parte, las empresas de transporte aprovecharon para incrementar el precio de los pasajes en hasta un 40 por ciento.