Un estudio realizado por investigadores de Nueva Zelanda afirma que los amigos imaginarios ayudan a los niños a desarrollar capacidades narrativas y lingüisticas y hasta podrían mejorar el desempeño escolar.
El estudio, realizado por la profesora adjunta Elaine Reese y el investigador Gabriel Trionfi de la Universidad de Otago, analizó las capacidades lingüísticas de 48 niños y niñas de 5 años y medio, de los cuales 23 tenían amigos imaginarios o invisibles.
Los investigadores hallaron que los niños que jugaban con estos compañeros imaginarios tenían capacidades narrativas más avanzadas que los que no tenían este tipo de amigos.
"Debido a que las capacidades de los niños de contar historias son un fuerte pronóstico de su futura capacidad para leer, estas diferencias podrían tener resultados positivos para su desempeño académico", dijo Reese en un comunicado en la página web de la universidad.
Las capacidades de los niños fueron evaluadas midiendo su vocabulario y su habilidad para volver a narrar una historia de ficción a un títere, y luego una historia real basada en una salida o un evento familiar.
Mientras los niños parecían no tener diferencias en su nivel de vocabulario, aquellos con amigos invisibles contaron historias de mejor calidad, tanto las de ficción como las de eventos reales.
"Lo más importante es que los niños con amigos imaginarios adaptaron sus historias a la tarea asignada. En las historias de ficción incluyeron más diálogos. En las basadas en la vida real, dieron más información sobre el tiempo y el lugar que los niños que no tenían amigos invisibles", explicó Reese.
La ventaja de los niños con amigos imaginarios se dio más allá de su edad, dijo.
"Creemos que los niños con compañeros invisibles pudieron haber obtenido práctica extra contando historias. Primero, creando historias para sus amigos imaginarios. Segundo, como sus amigos son invisibles, los niños quizá hayan vuelto a contar sus aventuras a los adultos interesados", añadió Reese.
Fuente: Child Development
El estudio, realizado por la profesora adjunta Elaine Reese y el investigador Gabriel Trionfi de la Universidad de Otago, analizó las capacidades lingüísticas de 48 niños y niñas de 5 años y medio, de los cuales 23 tenían amigos imaginarios o invisibles.
Los investigadores hallaron que los niños que jugaban con estos compañeros imaginarios tenían capacidades narrativas más avanzadas que los que no tenían este tipo de amigos.
"Debido a que las capacidades de los niños de contar historias son un fuerte pronóstico de su futura capacidad para leer, estas diferencias podrían tener resultados positivos para su desempeño académico", dijo Reese en un comunicado en la página web de la universidad.
Las capacidades de los niños fueron evaluadas midiendo su vocabulario y su habilidad para volver a narrar una historia de ficción a un títere, y luego una historia real basada en una salida o un evento familiar.
Mientras los niños parecían no tener diferencias en su nivel de vocabulario, aquellos con amigos invisibles contaron historias de mejor calidad, tanto las de ficción como las de eventos reales.
"Lo más importante es que los niños con amigos imaginarios adaptaron sus historias a la tarea asignada. En las historias de ficción incluyeron más diálogos. En las basadas en la vida real, dieron más información sobre el tiempo y el lugar que los niños que no tenían amigos invisibles", explicó Reese.
La ventaja de los niños con amigos imaginarios se dio más allá de su edad, dijo.
"Creemos que los niños con compañeros invisibles pudieron haber obtenido práctica extra contando historias. Primero, creando historias para sus amigos imaginarios. Segundo, como sus amigos son invisibles, los niños quizá hayan vuelto a contar sus aventuras a los adultos interesados", añadió Reese.
Fuente: Child Development