Docente en la Especialización en Comunicación Digital Interactiva de la UNR, Alejandro Piscitelli analiza desde su perspectiva como filósofo en nuevas tecnologías y ciberculturas el papel del periodismo digital mientras desliza una crítica contundente en las perspectivas periodísticas de la actualidad.
Piscitelli fue coeditor de la primera publicación digital en Argentina, el diario electrónico Interlink Headline News en 1995. Entrevistado por Digiblog analizó las principales características de la historia del periodismo digital en Argentina: “El primer paso tuvo que ver con una digitalización de los diarios de papel. El primero en hacerlo fue Los Andes, de Mendoza. Su edición digital se inauguró en octubre de 1995. Mientras que las publicaciones digitales de Clarín o La Nación llegaron en 1996. Ahí vemos como el interior se anticipó antes que los grandes medios a una nueva etapa. Todo lo relacionado con innovación periodística no les interesaba”, expresó. “Y así –agregó- también estaban los otros medios. Por ejemplo Ámbito Financiero cobraba sus contenidos y se decía que todos lo iban a copiar. Una experiencia que luego iba a llevar el diario español El país e iba a ser un fracaso tremendo. Nadie se destacaba por lo original en lo digital”.
Piscitelli continuó relatando parte de la historia del periodismo digital en los ‘90: “Igualmente en los principios del 90 existían personas muy interesantes que mucho antes de We Media, o del Periodismo 3.0, trataban de imaginarse un periodismo sin periódicos y más allá de las empresas. Hoy en Estados Unidos esto está muy desarrollado. Alguien que escribe por su cuenta puede publicar en otros cientos de medios. Aquí, uno es empleado de tal medio y como ese medio le paga no puede publicarlo en otro medio”. “Otra cuestión interesante a destacar es que lo digital estuvo partido en dos a partir del 2001 con la llegada de la banda ancha al país. Hay un antes y después de la banda ancha. Justo en esa llegada, el país se caía a pedazos lo que significó un no despegue en esta temática. Allí, apareció la banda ancha pero nadie la podía pagar y con eso los cibercafés se hicieron masivos siendo Argentina uno de los países con más cantidad en el mundo. Lo que observo en la actualidad dentro del periodismo me dice que no ha cambiado demasiado”.
Por otra parte agregó: “Se hacen grandes apuestas retóricas a grandes cosas, como el periodismo 3.0, y cuando vemos cómo se hace el periodismo observamos que no ha cambiado nada. Son cosas ingenuas, de fantasía. Se sobreentiende que por tener tecnologías emancipadoras, la gente va a participar masivamente y vemos que la participación es muy marginal. La gente no va a participar en determinadas cosas porque solamente tiene una herramienta a disposición. Siempre se dice que la tecnología va a cambiar a la cultura, y eso todavía hay que comprobarlo”.
En cuanto al presente del periodismo digital Piscitelli observó que “Que no haya cambios trascendentales hasta el momento no quiere decir que no los va a haber. Creo que el papel se va terminar en un momento dado. Por muchos motivos, entre ellos ecológicos. Han existido dos hechos contundentes en los últimos meses donde la tinta digital se hizo presente. Si eso sigue y se expande, el soporte se va a modificar. El papel se va a limitar solamente a la imprenta y con estos desarrollos todo va a estar vivo. Y allí estamos ante una cuestión alucinante. ¿Qué sucederá con la hora de cierre, con la primera página, con el reportero y sus privilegios en la publicación de información?. La ecología del periodismo se modificará mucho. La dinámica de la información se volverá totalmente distinta a la que conocemos actualmente”.
El futuro que vislumbra el filósofo plantea muchos caminos posibles: “Existirán nuevas formas de hacerlo y habrá muchos caminos posibles. Hay que tomarse en serio la crisis del periodismo. La gente lee cada vez menos en papel, desde que empezó la televisión esto fue así. Pero hoy vemos que a medida que pasó el tiempo la crisis va aumentando. El New York Times vende 2 millones hoy y vendía lo mismo hace 15 años y la demografía se triplicó en ese lugar. Esto sucede porque lo noticiable comienza a tener otro valor. Eso es el fundamento de la crisis”.
“En este contexto -se sorprendió- me llama la atención la incapacidad de los analistas, esto lo dije muchas veces en Rosario, de pretender universalizar procesos. Hay un gran esencialismo. Porque hubo diarios y fueron importantes parece que siempre van a existir. Nadie observa las amenazas de soporte, de formato, las mutaciones y todos defienden la función histórica de los diarios sin tener en cuenta estas cuestiones. Existe mucho temor y desprecio de los que dicen que a los periodistas no les va a pasar nada o que no van a desaparecer nunca”.
“Actualmente, si bien existen enfoques interesantes y periodistas interesantes, lo que se observa en el periodismo se relaciona a una súper superficialidad espantosa. Hay una causalidad muy simple, el periodista es incapaz de entender la dinámica hipercompleja de la actualidad. La tecnología no es determinante en este aspecto, es una última instancia. Se sobreentiende que por usar correctamente la tecnología uno va a ser más interesante o va a tener buen análisis. Y no es así. La dinámica de la información es totalmente distinta que hace algunos años y no veo que el periodismo haya cambiado demasiado".
"En lugar de preocuparme por ver si se van a fusionar las redacciones o cuestiones similares, me preocuparía más sobre la formación del periodista. No en el sentido banal que debe haber un periodista ético y demás. Necesitamos que los periodistas comiencen a pensar y a entender la complejidad. Es todo superficial. Se ve que no entienden nada. Los análisis existentes son muy vacuos. Lo que hay que hacer es que los periodistas empiecen a entenderla y a transmitirla utilizando nuevas formas de narración".
Fuente: Digiblog


