Después que las esquinas rebalsaron de puestos con artículos futboleros mientras duró el Mundial y Argentina todavía estaba en carrera, el municipio prometió no sacarles los ojos de encima a los vendedores ambulantes de la ciudad. Así por lo menos quedó fijado después de una reunión que se desarrolló entre el titular de la Dirección de Habilitaciones y el Sindicato de Vendedores Ambulantes.

 

Choripaneros, pororeros, vendedores de bijouterie, puestos futboleros, artesanos,  pancheros, y algunos que son muy difíciles de clasificar por la variedad de productos que exhiben, ya están en la mira de los controles que irán en busca de la habilitación correspondiente.

 

Claro, que todo hace suponer que el operativo viene a cuento del violento desalojo ocurrido el viernes pasado cuando el personal de la GUM en conjunto con efectivos policiales sacó de la esquina de Rioja y San Martín, a Isaac, refugiado proveniente de Ghana y vendedor ambulante.

 

“Lo único que quiero es laburar. No quiero salir a robar”, gritó Isaac ante las cámaras de televisión. En un dificultoso español, con acento francés –lengua que se habla en África–, Isaac mostró con sus modismos que los ocho o nueve años que lleva en la ciudad le permiten entender que trabajar es, en Argentina, lo mismo que laburar.

 

Después que la noticia dio vuelta por todos los medios locales y hasta el gobernador Jorge Obeid se reunió con los refugiados que trabajaban en esa esquina, desde el municipio se les otorgó a los jóvenes africanos un permiso precario para poder vender.

 

Según manifestó a Radio 2, Gustavo Leone, Director de Habilitaciones municipal, “los refugiados africanos tendrán permiso para trabajar en la zona que está ubicada entre las calles Rioja, España, Montevideo y San Martín, pero siempre a dos metros de las ochavas y nunca por las peatonales. Pero no podrán estar instalados en un lugar y siempre deberán deambular”.

 

Pero, la decisión del municipio no fue del todo bien recibida por los vendedores ambulantes que desde hace años trabajan en Rosario y sin ningún tipo de beneficio en cuanto a zona y ubicación. “Tenemos antigüedad, también tenemos necesidades y queremos que nos den una respuesta”, declaró una mujer que trabaja desde hace mucho tiempo en la venta ambulante.

 

Es claro, que el municipio aún no pudo definir una política clara que permita integrar por un lado, a los vendedores callejeros y por otro, contener a los comerciantes que trabajan dentro de los márgenes del comercio legal y cuestionan el “mercado persa que pintan los puesteros en los espacios públicos” y principalmente les preocupa que “copen la peatonal”.

 

Para Leone, la problemática pasa porque “hay más vendedores de los que la ciudad puede tener” Además indicó que “casi todos quieren trabajar en el centro comercial de la ciudad y no en las zonas periféricas de los parques”.

 

Según el titular de Habilitaciones municipales “dentro del microcentro, entre los límites de bulevar Oroño, avenida Pellegrini y el río están habilitados 100 puestos, afuera de ese circuito y en la zona de parques y paseos se permiten 270 y en el resto de la ciudad unos 250” .

 

Pero la zona céntrica está saturada y ya no se entregan más habilitaciones. En cambio, en la zona de parques recién se entregaron unos 90 permisos porque la demanda es menor y para el resto de la ciudad de 250 se solicitaron cuatro.

 

Aunque el Mundial ya pasó. Se calcula que con el evento futbolero se multiplicó la venta callejera. Y los vendedores que desembarcaron en el marco de esa fecha, en realidad llegaron

para quedarse. Un problema más para el municipio.