La mayoría de las personas esperan con ansiedad el momento de la jubilación. Pero finalmente llega las cosas no son tan satisfactorias y empiezan a hacer falta las ocupaciones. Sin embargo, permanentemente se descubren más aspectos positivos que tiene el retiro pasada determinada cantidad de años de trabajo, cuando el descanso se convierte en una necesidad urgente. Uno de esos beneficios es el sueño que, sin el estrés y las preocupaciones se concilia mucho mejor.

Así lo indica un estudio publicado recientemente en la revista especializada Journal Sleep, en el que los autores concluyen que, en la tercera edad, los trastornos para dormir disminuyen.

Los autores de la investigación pertenecen a la Universidad de Turku, Finlandia. A lo largo de las conclusiones, indican que “a los siete años de haberse jubilado, las alteraciones del sueño se redujeron en un 26%, especialmente en aquellos participantes que tenían depresión o fatiga mental antes del retiro”.

Aunque la mejoría la experimentaron todos los grupos demográficos con los que trabajaron, existen algunas peculiaridades. Dormían mejor los hombres que las mujeres, los ex empleados calificados que los menos preparados académicamente, y las personas con turnos de noche. Este último dato, argumentan los expertos, “nos sorprendió bastante, ya que se sabe que trabajar a estas horas interrumpe el ritmo circadiano (ciclos fisiológicos relacionados con la luz solar) e incrementa el riesgo de insomnio”.

Con respecto a las diferencias sexuales, comenta Jussi Vahtera, principal autor de la investigación y profesor de la nombrada universidad, “ellas se benefician menos con el retiro laboral, probablemente por sus responsabilidades domésticas”. “En general, las mujeres dedican varias horas al día de trabajo a la casa. A esto se suma que los trastornos del sueño son habituales en la post menopausia y suele suceder después de la jubilación”, agrega el especialista.

Como los propios investigadores advierten, hay que tener en cuenta el perfil de los participantes de este estudio. Todos trabajaban en una compañía francesa de gas y electricidad, sus puestos de trabajo eran estables y, además, tenían una pensión del 80% garantizada.

En este punto, los autores resaltan otro condicionante: “Todo depende de si la jubilación se experimenta como algo satisfactorio o estresante, depende del contexto familiar, económico y otros factores psicológicos”. De hecho, no todos los participantes notaron una mejor calidad del sueño. Al contrario, las personas que se jubilaron por motivos de salud tenían un riesgo mayor (46%) de sufrir alteraciones del sueño después de la jubilación. “Está demostrado que las jubilaciones anticipadas por enfermedad física o mental y la jubilación involuntaria tienen efectos adversos en la salud y en el bienestar”.

En total, se analizaron los cuestionarios de 14.714 personas jubiladas durante un período de 14 años (desde siete años antes de la jubilación hasta siete años después). “Confirmaron haber experimentado alteraciones del sueño al menos una vez antes de su retiro”. La tasa de los trastornos del sueño cayó de un 24,2% el último año antes de la jubilación hasta un 17,8% en el primer año después. Luego de los 14 años, la reducción fue del 26%.

A pesar de lo que suele pensarse, las personas mayores no duermen menos horas, sino más. Lo que sucede en la generalidad de los casos es que duermen menos por la noche, pero lo compensan con una o dos siestas durante el día.

Fuente: Diario HOY