El gobierno de Brasil autorizó a los dos grandes bancos federales a comprar otras entidades bancarias y empresas inmobiliarias con problemas, en el marco de la crisis financiera internacional.

Las medidas "preventivas" fueron detalladas por el ministro de Hacienda, Guido Mántega, quien reconoció que la crisis amenaza un segmento del sistema financiero y al inmobiliario.

El que el sistema financiero brasileño sea "sólido" no lo exime "de tener problemas de liquidez", argumentó. "La situación está tranquila, estamos creando otra alternativa absolutamente normal para los bancos que quieran vender una parte de su control accionarial", dijo.

Hasta hace pocos días, tanto el mandatario Luiz Inácio Lula da Silva como el propio Mántega y el presidente del Banco Central, Henrique Meirelles, insistían en que Brasil no sería alcanzado por la crisis.

El decreto publicado este miércoles en el Diario Oficial autoriza al Banco de Brasil y a la Caixa Económica Federal a comprar bancos pequeños y medianos con problemas de liquidez debido a la paralización de los flujos financieros, declaró Mántega.

"No hay banco quebrado. El sistema financiero brasileño es solido", se apresuró a afirmar Mántega para evitar otras interpretaciones en un mercado financiero que hoy vive nuevas caídas en la bolsa de Sao Paulo y fuerte alza del dólar.

Las compras de acciones, carteras de crédito o de la entidades completas podrán ser hechas sin licitaciones, según el decreto oficial.

Las bajas del Banco de Brasil se aceleraron en la bolsa después de las declaraciones oficiales, pues los operadores interpretaron que los grandes bancos privados no tienen liquidez suficiente para ayudar a los pequeños, por lo que el Gobierno debió descargar el fardo en las instituciones del Estado.

Mántega evitó usar la palabra "nacionalización", tan en boga por estos días en los países desarrollados sumidos en el núcleo de la crisis.

Aclaró más bien que se trata de una medida temporal, que podrá ser revertida cuando pase la crisis y que las instituciones o sus activos serán adquiridos en condiciones de mercado.

"No es algo permanente, después de compradas las instituciones, restablecido el crédito y la liquidez en la economía, esas instituciones podrán ser revendidas", explicó.

Según Mántega, "las carteras de los bancos son sólidas, pero algunas podrán tener dificultades".

"En Brasil no compramos carteras podridas", dijo al negar la existencia de papeles de alto riesgo como los "subprime" que desencadenaron la crisis en Estados Unidos.

El Gobierno también autorizó a la Caixa a comprar participaciones en empresas constructoras e inmobiliarias con crisis de liquidez.

También fue autorizado, de manera "preventiva", el intercambio de contratos de compra de divisas convertibles entre el Banco Central de Brasil y sus pares en otros países, un sistema similar al usado por la Reserva Federal de EE.UU.