Lunes clave para los trabajadores de General Motors. Es que mañana se llevará a cabo en Buenos Aires una reunión decisiva para ponerle fin al conflicto. En tanto, el clima está más que enrarezido de cara al encuentro: si en la reunión de mañana a la tarde no se firma un acuerdo, el sindicato Smata tomará la planta automotriz de Alvear el 5 de enero. El encuentro fue convocado por el Ministerio de Trabajo de la Nación luego de la última extensión impuesta a la conciliación obligatoria.

Desde el gremio ven cierto optimismo puesto en la reunión de este lunes ya que consideran que ahí podrán achicarse las últimas diferencias con los representantes de la firma. Pero sin duda que también reconocen que la cónclave puede terminar en cualquier cosa como ha sucedido hasta el momento.  

La semana pasada cuando estaba todo acordado los representantes de la empresa se fueron, hablaron por teleconferencia con los jefes en Detroit (sede de la firma en Estados Unidos) y a las dos horas volvieron y cambiaron la postura.

La última diferencia entre las partes surgió  cuando el sindicato acusó a la empresa –que ya dio marcha atrás con los 436 despidos que originaron el conflicto hace dos meses– de no querer renovar 39 contratos laborales. El gremio se opone a la selección caprichosa de los cesanteados y reclama que  todos los empleados estén adentro y después negociar una reducción de la jornada o rotaciones de horarios”.

De haber una reunión entre las partes este fin de semana y en privado Smata podría ceder y permitir que a entre 10 y 15 contratados no se les renueve el vínculo, pero con la condición de que queden en lista de espera para volver a ocuparlos cuando se reactive la producción. Ese punto sería la llave para poder resolver la problemática luego de más de 70 días de negociación. Pero si no se llega a un acuerdo, el próximo 5 de enero cuando finalice la parada técnica de la planta, los trabajadores tomarán las instalaciones.

El conflicto en GM comenzó el 17 de octubre cuando la automotriz envió 436 telegramas de despido a sus trabajadores. Desde esa fecha, el gremio insiste con frenar cualquier cesantía y, en cambio, establecer un régimen de reducción de jornadas o suspensiones rotativas entre el total de 2.200 operarios que tiene la planta.