Será el más observado de la tarde del Gigante. Cuando él, con su ancha sonrisa pueblerina y su gesto bonachón, camine lentamente desde la boca del túnel hasta el banco de suplentes, tendrá el primer contacto directo con la hinchada de su equipo. Y allí sabrá cuál es el estado de esa relación que comenzó en los tempranos 90’s, cuando vistió por algunas temporadas la camiseta de Central.

El personaje en cuestión es Leonardo Carol Madelón, flamante director técnico del elenco principal de los canallas. Leo llega respaldado por la también flamante conducción institucional de Horacio Usandizaga, que decidió convocarlo por su fama de buen tipo y su perfil bajo, pero principalmente por su capacidad de trabajo y por su pasado en el club. El destino le puso enfrente un enorme desafío para su juego debut: este viernes, desde las 18 y en Arroyito, Central se las verá con San Martín de San Juan, uno de los rivales directos en la lucha por permanecer en la máxima categoría. Allí, se jugará buena parte de las chances de congeniar con los hinchas: si Central gana, iniciará su camino con una bocanada de aire fresco y se los meterá en el bolsillo; si pierde, no será repudiado pero sí lo mirarán de reojo.

La vida del Madelón futbolista

Leonardo Carol Madelón nació en la localidad de Cafferatta, al sur de la provincia de Santa Fe, el 25 de enero de 1963.

Realizó las divisiones inferiores en San Lorenzo de Almagro, hasta debutar en primera división en 1982 cuando el club de Boedo se encontraba en Primera B. El Cuervo ascendió ese año y Madelón siguió jugando en San Lorenzo hasta finales de 1988.

A comienzos de 1989 se incorporó a Unión de la ciudad de Santa Fe que, por entonces, militaba en el Nacional B. Con los tatengues logró un nuevo ascenso a la máxima categoría, imponiéndose a Colón en las finales del Reducido de 1989, con una notoria participación de Leonardo Madelón, hecho que aún se recuerda en la capital provincial.

El volante jugó en Unión un año en primera división, hasta que a mediados de 1990 llegó a Rosario para incorporarse al plantel de Central que se aprestaba a iniciar el torneo Apertura 90-91.

Durante 3 temporadas vistió la camiseta auriazul, dejando un registro de 62 partidos jugados con 8 goles convertidos. Al finalizar el torneo Clausura de 1993 se reincorporó a Unión, que había descendido nuevamente al Nacional B. Después de un año en Santa Fe, a mediados de 1994 puso fin a su carrera profesional.

Una nueva etapa: Madelón DT

Leonardo Madelón dio sus primeros pasos como entrenador en la temporada 97-98 dirigiendo a Colegiales, institución que militaba en la Primera B (tercera categoría de AFA).

Posteriormente se hizo cargo, haciendo dupla con Walter Perazzo, de la dirección técnica de El Porvenir, club que participaba del Nacional B. Estuvo dos años (temporadas 1998-99 y 1999-2000) con el equipo de Gerli, dirigiendo 70 partidos en los que consiguió 26 victorias, 23 empates y 21 derrotas.

En 2001 le llegó la oportunidad de hacerse cargo de un equipo de primera división: Unión lo contrató al iniciarse la temporada 2001-02, pero apenas alcanzó a dirigir al primer equipo en 18 oportunidades (3 triunfos, 8 empates y 7 derrotas), antes de ser cesanteado.

Después de un tiempo sin trabajar, su nuevo club fue Nueva Chicago, al que dirigió los 19 partidos del Clausura 2004, con 2 triunfos, 11 empates y 6 derrotas. El promedio de puntos no ayudó, y Chicago descendió al Nacional B.
Seguidamente, se hizo cargo por un breve período de la conducción técnica de Talleres de Córdoba, elenco al que dirigió en las primeras 9 fechas del Apertura 2004 del Nacional B.

Por un tiempo dejó la ropa de entrenador y se incorporó al equipo de trabajo de Ariel Cuffaro Russo, cuando éste dirigía a Instituto de Córdoba en el 2005.

Sin dudas, su último paso fue el más exitoso: dirigió a Olimpo de Bahía Blanca en la temporada 2006-07, que permitió el regreso de los bahienses a primera división, luego de ganar tanto el Apertura como el Clausura de la B Nacional.

Los pergaminos están. Ahora, será el tiempo de refirmar lo bueno que hizo en su paso por el aurinegro, para ayudar a Central a superar una de las peores crisis de su historia.