Dos mujeres –una en realidad adolescente– que paseaban con un cochecito de bebé. Nada que pareciera fuera de lo normal. Sin embargo, acaso previamente alertados, dos integrantes del Comando Radioeléctrico decidieron abordarlas.

El dato era bueno: en el cochecito no había justamente una tierna y dulce criatura sino 13 fríos floreros cromados, siete placas de bronce y cinco portarretratos también de bronce, que habían sido sustraídos del cementerio de esa localidad.

La mujer más grande, que tiene 38 años, quedó detenida y estaba previsto que hoy declarara ante el juez correccional en turno. La adolescente, de 14 e hija de la primera, pudo volver a su domicilio.

Según se quejan vecinos y certifican vecinos policiales, la depredación del cementerio de Villa Gobernador Gálvez –como sucede con muchos otros de la zona desde que la devaluación convirtió los metales en bienes muy preciados– es constante.