La situación se complica en el norte de la provincia. Según publica el diario Uno de Santa Fe, hay distritos de Vera, Nueve de Julio y San Cristóbal que hace más de tres años que padecen una sequía sin precedentes. Pero desde hace unos meses el problema se agravó en los departamentos del noroeste provincial porque el río Salado comenzó a secarse lentamente.

Lejos de ser sólo un fenómeno natural basado en la falta de lluvias, aquí aparece la mano del hombre. En la localidad de Colonia Dora, Santiago del Estero, se encuentra la última estación niveladora –una especie de dique– que esa provincia utiliza para reservarse un determinado nivel de agua que se utiliza para riego y provisión de emprendimientos ganaderos.

Esa estación debería dejar pasar tres metros cúbicos por segundo, tal como lo establece el convenio que firmaron Santiago del Estero y Santa Fe. Sin embargo, desde hace mucho tiempo las compuertas del dique están lo suficientemente cerradas como para que pase la mitad del líquido.

"Entre lo que se resume, lo que se evapora y lo que toman los ganaderos de Santiago, a Tostado van a llegar 10 centímetros de agua mala, salinizada. Como es un río de llanura cuando hay poca agua empieza a descomponerse, toma color y olor, baja el PH y empieza la mortandad de peces", expresó Otmar Verwimp, gerente de la Cooperativa de Agua del departamento norteño. Y añadió: "Con lo que tenemos acumulado en la represa y en el reservorio del río nos quedan 20 días. A tal punto que nos adelantamos, esto se lo agradecemos al Ministerio de Aguas, y esta semana vinieron camiones con 120 mil litros de agua para llenar los aljibes del hospital y el lunes mandarán otros dos para las clínicas y los sanatorios".

Además, apuntó que se terminó de acondicionar cinco aljibes comunitarios para ir adelantándonos a lo que pueda pasar. Si llueven 100 milímetros no nos tenemos que olvidar del problema. "Pero no podemos depender de una lluvia", lamentó.