Una jueza fue acusada de amenazar, maltratar y discriminar a dos agentes de tránsito, luego de que la grúa le llevara su auto por estar mal estacionado. Ayer, el ministro de Justicia y Seguridad porteño Guillermo Montenegro denunció el hecho y reclamó juicio político y destitución de la magistrada. La acusada es la la titular del juzgado número 28 y su nombre es Rosa Elsa Parrilli.

Según detalló una nota publicada por el diario Clarín, la denuncia señala que "esa persona, notablemente ofuscada y en muy malos términos, se dirigió a las dos empleadas ante las que, en forma despreciativa, prepotente y autoritaria, se identificó como juez. Dijo que quien daba las órdenes en el lugar era ella; que por el cargo que tenía nunca pagaba nada y que esa no sería la excepción y exigía la entrega inmediata del vehículo de su propiedad".

De acuerdo a las imágenes, la jueza se justificó y dijo que estaba haciendo un procedimiento cuando le llevaron su Volkswagen. Lo curioso es que ante su tribunal se pueden apelar las contravenciones o infracciones de tránsito que se hacen en la Ciudad, tanto las graves como las leves. Y es por esa razón que el 15 de septiembre -cuando empezó esta historia- la grúa le levantó su VW Gol que estaba estacionado casi en la ochava de Rodríguez Peña al 400. Eran las 15.22, según el acta. Al auto lo remolcaron a la playa de infractores del Obelisco, en el subsuelo de 9 de Julio y Sarmiento y hasta allí fue Parrilli a retirarlo.

Apenas llegó se dirigió contra las dos agentes de tránsito del Gobierno porteño que hacen el trámite de verificación de la documentación (cédula verde y licencia). Eran las 15.40: allí estaban María Itatí Albe y la responsable operativa Rocío Marlene Gómez. A la voz de “¡Rápido, rápido”, las llamó "tontas" y preguntó todo el tiempo "¿Con quién tengo que hablar?". Después vinieron las amenazas, "Señorita -se dirige a Albe al otro lado de la ventanilla-, venga acá, la que mando acá soy yo, no tengo que pagar como no pago nunca en la vida", dijo sin darse cuenta que quedaba todo registrado en las grabaciones.

Por su parte, las empleadas siempre se comportaron de manera educada y no discutieron con Parrilli. La ofuscada magistrada, decidió ir a ver a un controlador de faltas a una cuadra, en el edificio municipal de Carlos Pellegrini al 200, quien curiosamente le perdonó la multa y el acarreo ($ 190). Por eso investigan a una controladora que podría ser sumariada. La jueza tendría en su legajo, 29 faltas de todo tipo.

Luego regresó y fue por mucho más. "Ganan 1.200 pesos para joder a la gente, ¡todas morochas, ni una rubia contratan!" -gritó- y le adviertió a Gómez si cayera en su jurisdicción la metería presa ocho meses. Y agregó: "Te hubiera metido un cachetazo por hacerme perder el tiempo, no te das cuenta tontita que te dije que acá mando yo".

"Es muy grave que una jueza, amparándose en su cargo, no haga lo que tiene que hacer un ciudadano con sus responsabilidades, y además, el funcionario público es el primero que debe hacerlo", señaló Montenegro.