A pesar de que el clima no acompañó este martes 19 de diciembre, a cinco años de aquel trágico, tanto de mañana como de tarde, organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos realizaron actos para pedir Justicia por los muertos de aquellas jornadas. Es que Santa Fe ostenta el luctuoso récord de ser la provincia donde se produjo el mayor número de víctimas fatales durante diciembre de 2001. Nueve personas perdieron la vida: seis en Rosario, dos en Villa Gobernador Gálvez y una en la ciudad de Santa Fe.

En Rosario, hubo un acto frente a Tribunales y una marcha por el centro de la ciudad. Y este miércoles 20, los actos seguirán en la ciudad capital.

Una de esas víctimas fue el militante social Claudio Pocho Lepratti, que tenía 35 años cuando fue asesinado. Vivía en el barrio Ludueña y trabajaba con los más humildes.

Quizás porque fue ultimado mientras pedía desde lo alto de un techo que no dispararan, ante los ojos de mucha gente, a diferencia de los otros que fueron asesinados en medio de la confusión, su caso reunió mayor cantidad de testigos y tuvo más repercusión que el resto. Pero en el acto que se realizó este lunes a la mañana frente a Tribunales, los familiares de todas las víctimas coincidieron en afirmar que “la Justicia santafesina ha actuado con complicidad y sin ánimo de esclarecer las causas”.

“El extremo es lo que hicieron con el caso Lepratti, donde la Policía le inventó a Pocho –pos mortem– un supuesto desacato y resistencia a la autoridad", aseguró Gustavo Martínez secretario adjunto de ATE, integrante de la Comisión Investigadora de diciembre de 2001, a Rosario3.com.

El miércoles 19 de diciembre de 2001, harto de que la policía disparara contra pibes y mujeres, Pocho Lepratti se subió a la terraza de la escuela Nro. 756 del Barrio Las Flores, donde colaboraba con la preparación de la comida. Intentó parar la represión, pero un policía del móvil Nº 2270 del Comando Radioeléctrico de Rosario disparó directamente contra su cuerpo, matándolo de inmediato.

En esa causa aún continúa detenido Esteban Velásquez, condenado a 14 años de prisión, quien prestaba servicios como integrante del Comando Radioeléctrico de Arroyo Seco, al cual la Policía de Rosario le había pedido colaboración para reprimir las manifestaciones sociales, pero fue absuelto Rubén Pérez, que estaba a cargo del móvil policial.

Sin condena

Velásquez es el único detenido, ya que el pasado 13 de diciembre la Justicia absolvió a Luis Armando Quiroz, imputado del asesinato de otra de las víctimas, Graciela Acosta, por falta de pruebas.

Del total de víctimas, siete lo fueron por balas o posta de plomo que provenían de armas reglamentarias utilizadas por personal de la policía: Graciela Acosta, Walter Campos, Juan Delgado, Yanina García, Rubén Pereyra, Ricardo Villalba y Claudio Lepratti.

A cinco años de lo ocurrido, organismos de derechos humanos, Padres del Dolor y sindicatos se presentaron este mediodía frente a los tribunales de Rosario y acompañaron a los familiares y amigos de las víctimas planteando, además de la necesidad de justicia por lo ocurrido en diciembre de 2001, la aparición con vida de Jorge Julio López –testigo clave de la causa Etchecolatz– la reivindicación de la rebelión popular, solidaridad con los inundados santafesinos y con los damnificados por el temporal del 15 de diciembre en Rosario.

En el acto, Celeste Lepratti, hermana de Claudio, se refirió a las causas en forma conjunta y aseveró en nombre de todos los presentes que “mientras exista un Poder Judicial cómplice, no habrá justicia plena”. Luego se pidió la destitución de los miembros de la Corte Suprema de Justicia y se hizo especial alusión al ex fiscal Ricardo Favaretto, recientemente ascendido como juez correccional de la cuarta nominación, a quien los familiares intentaron acercar expedientes que el flamante magistrado se negó siquiera a tocar “porque lo comprometían, según dijo con sus propias palabras", repite ahora indignado Martínez.

Tras la marcha encabezada por familiares de las víctimas, se desarrolló un acto central en la plaza San Martín donde se reclamó por “una justicia verdadera”. Camilo Lepratti, de 27 años, hermano de Claudio, viajó desde Paraná, Entre Ríos, donde vive, para participar de los actos conmemorativos y afirmó conmovido que “si Pocho estuviera vivo habría sido el primero en llegar a la marcha y el último en irse”. Después, desde la Multisectorial leyeron un comunicado conjunto de repudio a la impunidad que reina en la provincia.