Diecisiete ballenas murieron este sábado varadas en playas de Nueva Zelanda con lo que se eleva a 54 el número de animales muertos después de que unos 80 en total quedaran encallados ayer en las costas del norte del país.

Las ballenas que murieron en esta última tanda habían superado el encallamiento pero fueron guiadas fatalmente de vuelta a la orilla por una de sus líderes enferma.

Socorristas lograron poner a salvo a otras dos ballenas líderes y devolverlas al mar, a donde las siguieron el resto de supervivientes.

El Departamento de Conservación anunció que el grupo será vigilado por una flota de pequeñas embarcaciones para intentar evitar que vuelvan a dirigirse hacia aguas pocos profundas.