Un juez condenó este jueves a 3.318 años de cárcel a James Holmes por la muerte en 2012 de 12 personas en un cine de la ciudad de Aurora, en el estado occidental de Colorado, Estados Unidos. A principios de agosto un jurado pidió cadena perpetua para él. 

Holmes, cuyo crimen causó también 70 heridos, escuchó de pie y con aparente calma en el juzgado la lectura de la sentencia del magistrado. "Es la decisión de esta corte que el acusado nunca vuelva a poner un pie en la sociedad", destacó el magistrado Carlos Samour Jr., después de formalizar la decisión del jurado, que en agosto eligió enviar a Holmes, que ahora tiene 27 años, a prisión de por vida en vez de condenarle a muerte, como pedía la Fiscalía.

Con la sesión de este jueves, se pone fin a uno de los juicios más largos de la historia de EE.UU., ya que se tardó mucho tiempo en elegir a los 12 miembros del jurado encargados de decidir sobre la culpabilidad y la pena que debía recibir Holmes. Hace tres años, el hoy condenado lanzó gas lacrimógeno en un cine de Aurora en el que se proyectaba la película de Batman "The Dark Knight Rises" y después tiroteó a los asistentes.

Hace tres años, el hoy condenado lanzó gas lacrimógeno en un cine de Aurora en el que se proyectaba la película de Batman "The Dark Knight Rises" y después tiroteó a los asistentes. 

Se identificó como un enemigo de Batman 

El hombre, que entonces tenía 24 años, fue detenido a las afueras del lugar por la Policía, ante la que se identificó como el "Joker", uno de los enemigos de Batman en la historia de ficción. 

Imitando lo que es un clásico en los cómics de Batman, Holmes convirtió su apartamento en una trampa mortal para quien se atreviera a entrar con un entramado de cables, detonadores y material explosivo, que hizo que los artificieros tardarán más de 24 horas en desactivarlos. 

El pasado 16 de julio, Holmes fue declarado culpable de 165 delitos, 24 de ellos de asesinato en primer grado, después de 11 semanas de juicio, los argumentos de 250 testigos, la muestra de 1.500 fotografías y la proyección de 24 horas de vídeo.

La de este jueves era la última oportunidad que el joven tenía para ofrecer su testimonio y defenderse de un tiroteo que reconoció haber llevado a cabo, pero del que prefirió declararse no culpable por la enfermedad mental que sufre. 

El tiroteo dio pie a un debate sobre el control y venta de armas en el país e impulsó cambios legislativos en el estado de Colorado, que tras la matanza aprobó una de las legislaciones más restrictivas para supervisar los antecedentes de los compradores y restringir el número de balas de los cargadores.