Matrimonios por conveniencia hay y ha habido siempre. La propia titular del Registro Civil, Mercedes Borzani, admitió que en su repartición se sabe que en muchos de los matrimonios que desde allí se certifican hay detrás el objetivo de uno de los novios de aprovecharse del otro. ¿Fue lo que sucedió con la frustrada boda entre una anciano de 87 años –postrado y no vidente– y una mujer de 54 en el Pami II el últimos lunes? Borzani se limitó a explicar que en este caso se suspendió porque no había ni la cantidad de testigos que indica la ley ni se le habían hecho al hombre los análisis correspondiente.

Fue un verdadero escándalo el que se vivió en el policlínico. Porque, alertada de la situación, fue hasta allí la hija del anciano, que denunció que todo era una maniobra para quedarse con su pensión.

Borzani, en diálogo con Radio 2, explicó que desde el punto de vista legal el problema fue que se pidió que un agente de la repartición fuera hasta allí porque se trataba de un matrimonio “in extremis” –es decir, cuando hay riesgo de muerte– pero cuando el empleado de la sede del Centro de Distrito Norte fue hasta allí se comprobó que no era esa la situación, sino que se trataba de un caso de imposibilidad física de ir hasta el Registro Civil. En esos casos –abundó– hacen falta cuatro testigos y los análisis habituales. No se cumplían ninguno de los dos requisitos.

Borzani admitió que hay muchísimos casamientos entre personas con gran diferencia de edad y dijo que también se sabe que en una importante proporción de ellos está el interés de uno por quedarse o con una herencia o una pensión del otro.