Para los oficinistas que quieran un momento de reposo, para los que trabajan en el furioso microcentro porteño, para los que extrañan la siesta después del almuerzo o para aquellos que necesiten un parate para seguir en sus labores cotidianas pero no les da el tiempo de regresar a su casa para descansar. Todos tendrán una solución al alcance de la mano para hacer un descanso al paso. Es que en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires se abrió el primer “siestario”: un lugar para ir a dormir la siesta.
Con aromas y colores adaptados a la personalidad de cada uno el espacio replica una tendencia que ya existe en otras partes del mundo. En Japón, Estados Unidos, Inglaterra, y Australia ya hay empresas que ofrecen servicios similares, o se lo estimula desde lo público, como en Francia.
Está ubicado en la esquina de avenida Córdoba y Florida, punto álgido de movimientos financieros, bancarios y de oficinas. Según publica el diario Clarín este miércoles, el emprendimiento “consiste en un espacio de armonía para ciudades con estrés, y que ofrece, además, tomarse una siesta breve pero reparadora”.
Se llega al lugar y se puede dormir en camas especiales por no más de 45 minutos, que es el tiempo que el cuerpo necesita para descansar y recuperar luego el rendimiento y la concentración en el trabajo.
“No hay que llegar al sueño profundo. Por eso, antes de la siesta, la persona cuenta con la ayuda de un coach que le sugiere ejercicios de visualización o de relajación. Muchos piensan que al tomarse una siesta breve pierden tiempo. Pero lo cierto es que al volver a trabajar la persona está reenergizada y rinde más”, dijeron los impulsores del emprendimiento.
En horas en que la siesta se ha devaluado y las personas pasan más tiempo frente a la pantalla del televisor o la computadora, este paraíso en pleno centro no sólo propone un corto sueño al paso. A la posibilidad de dormir por la tarde en un gran ciudad se le añade el ofrecimiento de masajes en el siestario, especialmente en la cabeza
Pero como todo placer, tiene su precio. Cada sesión de siesta con la ayuda del coach y los ejercicios cuesta alrededor de 100 pesos. También incluye la posibilidad de tomar un original té. Y al despertar, el lugar está iluminado con una luz de color adaptado al ánimo que vive cada cliente.


