Miles de italianos le dijeron no a las intenciones de Estados Unidos de ampliar una base militar que tiene en ciudad de Vicenza, al  norte de Italia. La masiva marcha se realizó este sábado en esa localidad por un tema que ha dividido en los últimos días a la mayoría de la centroizquierda en el Gobierno.

Varios trenes especiales y vehículos particulares partieron a la madrugada desde las principales ciudades italianas para transportar a los manifestantes, que realizaron una movilización de seis kilómetros a partir de la estación ferroviaria.

Por su parte, el primer ministro Romano Prodi pidió: "Las manifestaciones son la sal de la democracia, pero deben ser pacífica, serenas y sin violencia".

Y es que el ministro de Interior, Giuliano Amato, advirtió esta semana ante la posibilidad de que se produzcan episodios de violencia, "al ser una ocasión que puede unir a diferentes grupos hostiles contra las fuerzas del orden".

La manifestación fue rodeada de un fuerte dispositivo de seguridad, con la participación de más de 1.500 agentes, además se prohibió el vuelo a los aviones civiles, las escuelas fueron cerradas y los organizadores prepararon su propio servicio de orden.

La cabeza de la manifestación fue ocupada por madres y niños de la ciudad, con una pancarta en la que se lee: "rebelarse es justo", seguidos del resto de participantes, y la cerraran los movimientos sociales, políticos y sindicatos.

La base estadounidense de Camp Ederle, una de las siete instaladas en Italia, acoge actualmente a 2.750 soldados de la 173ª Brigada aerotransportada.

El objetivo de Washington es trasladar a Vicenza al resto de efectivos de este grupo que se encuentran en Alemania y suman un total de 1800.