El martes 5 de septiembre a las 18, el interno Pedro Alejandro Hernández murió ahorcado en su celda del pabellón disciplinario N° 11 de la cárcel de Coronda. Esta muerte no fue hecha pública hasta este jueves, a través de una carta que recibió la Secretaría de Derechos Humanos y un perdiosta santafesino de parte de dos compañeros de pabellón de Hernández, José Luis Oviedo y Carlos Salas.

Según la carta que publicó el portal Elconsultorweb.com, la intención fue "hacer una denuncia pública sobre un grave hecho ocurrido hace pocos días en esta unidad (Coronda) y del cual se omitiera toda información, en el que perdiera la vida un interno ante el brutal abandono de persona y abuso de autoridad al que fue sometido por parte del personal del Servicio Penitenciario”.

Según la carta, el preso pidió salir un rato al recreo para caminar un poco y el celador no lo dejó. Hernández llamó al guardia "para plantearle la situación porque él se sentía muy mal después de tantos meses de encierro y (le manifestó) que si no se iba a terminar ahorcando, a lo que este celador se ríe" y le contestó: "Ahorcate, a mí qué me importa, hacé lo que quieras, ahorcate pero yo no te voy a sacar porque en mi guardia mando yo".

Más adelante, la misiva señala que el celador fue a buscar una guardia armada “sin apuro (...) mientras Pedro se ahorcaba”.

"Pero hay más todavía, cuando vuelve nuevamente con dos efectivos de la Guardia Armada, abren la puerta de la celda y entran pero en ningún momento atinaron a socorrerlo, a sacarlo afuera de la celda o llevarlo a enfermería" y "sólo salieron para afuera y se miraban y murmuraban entre ellos (...) Nosotros estamos seguros de que Pedro Hernández aún estaba con vida y que se podía hacer algo para salvarlo. Estamos seguros que estaba con vida porque lo escuchamos y que si murió fue porque no le dieron la asistencia que correspondía (..) lo dejaron ahí tirado mientras la vida se le escapaba".

Por último, José Luis Oviedo y Carlos Salas denuncian un “total abandono de persona al que somos sometidos, el constante abuso de autoridad, los agravios denigrantes y las inhumanas condiciones de vida. La falta de asistencia médica, la imposibilidad de acceder a asesoramiento legal, la incomunicación familiar". Y agregan que se sienten "amenazados y con mucho miedo".

Desde el Servicio Penitenciario se admitió la muerte del interno Hernández, quien había ingresado a la cárcel de Coronda el 9 de mayo de este año desde otra dependencia del Servicio Penitenciario (cumplía una condena desde el 25 de agosto de 2003 en Melincué), por los delitos de violaciones agravadas reiteradas, la participación en tres robos y un robo agravado en concurso real, con una pena unificada.

En cuanto a la muerte, recién este jueves (15 días después) se informó oficialmente que apareció “colgado de la ventana con un lazo en su cuello fabricado con trozos de bordes de frazada”, y que el doctor Costa Marino constató su muerte.

Además, se señala que el Servicio Penitenciario ordenó un sumario administrativo para investigar la muerte de Hernández, a cargo del Alcaide Mayor Juan Carlos Sánchez.