El despertador sonó justo a tiempo. Rosario Central se sacudió la tierra de los tropiezos iniciales en el Clausura y comenzó a andar. Primero fue el triunfo ante San Lorenzo, después la goleada del viernes en Sarandí. Y en ambas ocasiones, un actor fundamental y artífice del repunte: Reinaldo Merlo, el nuevo entrenador que dotó al grupo de jugadores de las cualidades que necesitaban para lograr semejante mejoría.
Cuando terminó el 3 a 1 ante el Cuervo, no fueron pocos los que pensaron que el azar le había dado una calurosa bienvenida a Mostaza. Por ende, se pusieron puntos suspensivos hasta el juego con Arsenal, rival históricamente difícil para a Academia. Pero el equipo volvió a esgrimir las armas con las que se había deshecho del Ciclón: orden, solidaridad y contundencia ofensiva. Y allí ya no hubo lugar a dudas: la influencia del DT es nítida e incuestionable.
Ahora, ¿cuál fue la pócima que el hombre de la voz disfónica le dio de beber a un plantel que solo sabía cosechar desencanto? Primero, la concientización del peso de lo que está en juego: nada menos que la permanencia en Primera de “un grande”, como el propio Merlo adjetivó a Central. A partir de allí el técnico expuso su idea de equipo, basada en la disciplina táctica, la entrega física y el precepto principal: el sentido de pertenencia de todos los integrantes de la plantilla.
Y en relación a este último punto, es imposible dejar de reconocer que fue Merlo el que determinó, a contramano del entrenador anterior, el regreso al once inicial de dos jugadores fundamentales en los dos éxitos con los que comenzó su gestión: Leonardo Borzani y Emilio Zelaya. Personalidad al inventor del “paso a paso” no le falta: aun a riesgo de dejar en el banco al más lúcido de sus futbolistas, Ezequiel González, el conductor ratificó al Oreja de Álvarez y hasta le dio la cinta de capitán.
Cierto es que el camino de Merlo en Central recién comienza, y que para juzgar con precisión habrá que esperar hasta el final del recorrido. Pero no es poco lo que ha logrado desde su aterrizaje en Arroyito, apenas quince días atrás: de hecho, ha sumado en dos fechas casi los mismos puntos que Alfaro en todo su paso por la entidad (ocho entre el último tramo del Apertura y el comienzo del Clausura) y ha despertado un aire de confianza en el grupo de jugadores. Que se convencieron en 180 minutos del camino a seguir. Sin dudas, un descubrimiento motorizado por Mostaza.
Descanso hasta el lunes
Tras el 5-0 del viernes, el plantel disfruta de un fin de semana sin actividad, por lo que recién el lunes volverán a entrenarse. Pensando en el juego del sábado a las 21.10 ante Vélez en el Gigante, el DT estaría en condiciones de repetir la alineación, ya que no hay lesionados ni suspendidos. Quien sí podría reaparecer, aunque lo haría como suplente, es Kily González, quien esta semana intensificará los trabajos con pelota para recuperar su nivel.
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