El llamado de la eterna pasión ya se hace escuchar y en las calles rosarinas retumba el eco de un nuevo clásico entre Newell’s y Central que se avecina. Los viejos estandartes salen al ruedo, las gargantas se preparan para el maltrato y los nervios experimentan la calma que precede a toda tempestad. Pero esta vez, en los dominios del parque de la Independencia, hay mucho más en juego que el simple y a la vez inmenso orgullo rosarino.
Todos los leprosos gozaron con la derrota de Colón el viernes, pero se preocuparon con la resonante victoria de Banfield en cancha de Independiente, esa que obliga a los muchachos de Roberto Sensini a sacar los tres puntos contra el rival de toda la vida para seguir peleando en igualdad de condiciones con el Taladro, en lo que parece será un mano a mano hasta el epílogo de este apasionante Apertura.
Por eso es que se dice que no solo está en disputa la tradicional puja entre leprosos y canallas: para los del Parque es ganar y luchar por toda la gloria; para los de Arroyito es la oportunidad de estropearle la fiesta a sus eternos adversarios y continuar juntando porotos para dejar de sufrir con la calculadora y los promedios.
Independientemente de lo que pasó en Avellaneda, para Sensini es una gran tranquilidad poder llegar al duelo de la patria chica con casi todos sus jugadores a disposición, con la única excepción de Sánchez Prette. Rolando Schiavi evolucionó bien en la semana y, al menos, iniciará el partido intentando dejar atrás la lesión muscular que lo tuvo a maltraer. Jorge Achucarro volvió de la gira con su selección, y recuperará su lugar entre los once.
Muchas cosas pueden pasar este domingo en el último derby que se jugará en el Coloso, ya que a partir del 22 de diciembre el estadio pasará a llamarse Marcelo Alberto Bielsa. Y con los sentimientos del Loco rondando por el lugar, Newell’s va por mucho más que tres puntos en el primer clásico en el Parque desde que retornó la democracia al club.
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