Son los famosos “efectos colaterales”. Si bien los carriles exclusivos buscan agilizar el tránsito en calles céntricas por donde circulan muchas líneas de colectivos, en algunos puntos concretos sucede todo lo contrario. Sobre todo por algunas limitaciones como la que impide a los autos doblar a la derecha.

Esa disposición obliga a los autos que van por calles con carriles exclusivos a hacer rulos para salir de ellas que en algunos casos se vuelven interminables. Un caso es el de los que vienen por Santa Fe y quieren tomar por Presidente Roca hacia el norte. Para hacerlo, deben doblar por Paraguay hasta Rioja, en general atestada de vehículos.

Pero surgió una idea alternativa: cambiar el sentido de circulación del pasaje Juan Alvarez, que corre paralelo a Santa Fe antes de la llegar a Córdoba –entre Roca y Paraguay–, bordea la plaza Pringles y que actualmente tiene la dirección oeste-este.

De aplicarse esa propuesta, que surgió desde la emisora de FM Radiofónica, el rulo se acortaría en forma rotunda y seguramente también alivianaría una zona, la de Paraguay desde Santa Fe y Rioja, donde los embotellamientos son cosas de todos los días y todas las horas.

Es que la maniobra sería mucho más simple: quien venga por Santa Fe y necesite tomar Roca hacia al norte, doblaría a la izquierda en Paraguay, y volvería a hacerlo a los 50 metros, pero a la derecha, por pasaje Alvarez, para luego sí llegar a Roca.

Sí, todo cambio tiene costos. Uno de ellos es que se perdería el estacionamiento sobre la plaza Pringles y porque sería complicado ponerlo del otro lado, ya que hay varios edificios con entrada para coches, además de la Defensoría del Pueblo y la Biblioteca Argentina. Salvo que, como sugiere un comentarista de esta nota, se estacione a mano izquierda y se mantenga la posibilidad de hacerlo sobre la plaza.

Además, acaso la idea no agrade a los frentistas de la cuadra por el mayor tráfico que tendría el pasaje, entre otras cosas.

Pero si el beneficio es mayor que el costo...