En Hogar, dulce hogar, una clásica película norteamericana de fines de los 80 protagonizada por Tom Hanks y Shelley Long, una pareja de recién casados se muda a la casa de sus sueños. O, al menos, es lo que ellos creen. Es que a poco de llegar descubren una serie de fallas estructurales que convertirán su rutina en un infierno y los obligarán a convivir con albañiles para reparar el extenso daño. Algo parecido les sucede a muchos rosarinos que deciden invertir en un departamento a estrenar y eligen alguno de los flamantes edificios que se ofrecen en el mercado.

Paredes rajadas, aberturas mal colocadas y filtraciones de humedad son apenas algunos de los problemas que los propietarios deben enfrentar. Un caso testigo es el de Juan Carlos, quien comentó en Radio 2 la desagradable sorpresa que se llevó al descubrir fallas importantes en el departamento al que se mudó hace apenas seis meses, ubicado en el macrocentro y comprado a través de un fideicomiso. "La puerta del baño no le cerraba. Pensé que estaba hinchada por la humedad pero después me di cuenta de que el marco estaba corrido", contó, preocupado.

"Cuando se mueven los marcos significa que se movió la estructura del edificio, es tan simple como dramático. Para detectar esto, se tiene que ver una rajadura que si es vertical", explicó Emilio Farrugia, presidente del Colegio de Arquitectos de Rosario. El arquitecto recomendó peritajes antes de realizar cualquier arreglo "porque estamos ante una empresa poco seria que ha hecho una mala construcción, que debe asumir su responsabilidad", señaló. Farrugia señaló que estos problemas suelen darse en los fideicomisos, sistema que se volvió popular en el sector de la construcción una vez que se salió de la convertibilidad. "Para el inversor que compra algo hecho, una simple inspección ocular basta para ver si todo está terminado", aseguró.

El de Juan Carlos no es un caso aislado, según confirman desde el sector de la construcción. Las explicaciones del fenómeno son varias. En parte, tiene que ver con la irresponsabilidad de los constructores, que en muchos casos no tienen la experiencia o la pericia necesaria para enfrentar obras complejas como edificios. También porque ante el boom de edificación en Rosario falta mano de obra calificada y muchas veces en la construcción participa gente que no tiene habilidades específicas. Otro punto a tener en cuenta es la mala calidad de los elementos que se utilizan al edificar, que después de 2001 incrementaron notablemente sus precios, por lo que en la actualidad muchas veces se prefieren artículos de segunda mano. 

Para Fernando Pellegrinet, de la empresa constructora Pellegrinet S.A, una de las que cuenta con mayor trayectoria en Rosario,  “lo más preocupante es el hecho de que desde hace algunos años se lanzaron a la construcción empresas que no son constructoras, muchas son inmobiliarias que encararon emprendimientos importantes de edificación y los resultados no han sido buenos y están a la vista”.

Según el empresario, desde el 2001 fueron varios los elementos que contribuyeron a la mala calidad de muchas construcciones pero, sobre todo, el déficit de mano de obra. “Muchas veces se recurre a gente que no tiene experiencia ni está calificada para hacer el trabajo”, apuntó. No sólo el afán por terminar la obra sino también la urgencia de gastar lo menos posible hacen a la calidad de los edificios construidos desde la salida de la convertibilidad hasta acá. “Creo que la inflación ha aportado lo suyo, algunas empresas recurren a materiales  menor calidad”, indicó.

Sin embargo, Pellegrinet fue optimista: “A mediano plazo eso va a tener un impacto sobre lo precios ya que se ofrecerán propiedades a menor costo por su baja calidad. Y las empresas que tienen trayectoria van a salir más favorecidas porque será requeridas en detrimento de las otras”.

Eduardo González, director de Obras Particulares de la Municipalidad, aseguró que la situación es ajena a su repartición. "Si hay problemas de seguridad pública, interviene el Estado; de lo contrario se trata de responsabilidades del ámbito de lo privado. La responsabilidad del constructor respecto a la obra y propietario es responsable del mantenimiento", sostuvo.

Aunque Obras particulares da el final de obra a los edificios "no se encarga de determinar problemas técnicos", aclaró. El estado "no tiene competencia para meterse en la calidad de la industria y productos. Es como decirle al fabricantes de zapatos que no use suela de goma", ejemplificó.

Analía Carrió, de la Oficina municipal de Defensa del Consumidor, confirmó que "en ley del defensa del consumidor no están incluidos los problemas con los profesionales, de modo que cualquier problema de este tipo se debe dirimir en la Justicia". Pero adelantó que, en casos de este tipo, lo lógico es plantear "una conciliación entre la empresa y el comprador para evitar llegar a la Justicia".