"La utilización por separado y en dosis poco eficaces de cada uno de estos agentes resulta muy diferente a la combinación entre ambos”, afirma el doctor Guillermo Daniel Mazzolini, médico e investigador de la Universidad Austral e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Es justamente esta combinación la que incrementa la potencia de las defensas del sistema inmunitario afectado, favoreciendo la eliminación de más del 50% de los tumores del carcinoma de colon. El trabajo fue realizado en conjunto entre la Universidad Austral y la Universidad de Rosario (junto a los doctores Pablo Matar y Graciela Scharovsky) y acaba de ser publicado en la revista Clinical Cancer Research, boletín de la American Association for Cancer Research.

“El modelo experimental se realizó en ratones debido a que no existe otro animal que pueda ayudarnos a demostrar la eficacia antitumoral de la terapéutica descripta”, afirma Mariana Malvicini, primera autora del trabajo.

El cáncer de colon suele localizarse en el intestino grueso y es la tercera causa de muerte por tumores malignos (precedido por el cáncer de pulmón en hombres y el de mama en mujeres). Aunque existe una cierta predisposición de tipo genético-hereditaria a sufrirla, la patología puede prevenirse adquiriendo, por ejemplo, hábitos alimentarios saludables y realizando los estudios necesarios para su detección (como la colonoscopía), especialmente después de los 50 años. Esta enfermedad puede comenzar como un pólipo de carácter benigno; suele manifestarse mediante diversos síntomas o signos, entre los que se cuentan los cambios del ritmo intestinal, la diarrea, el estreñimiento, la sangre en las heces, el dolor abdominal, la pérdida de peso y el cansancio.

“Creemos que esta investigación es relevante porque en la actualidad los pacientes que atraviesan la fase avanzada de la enfermedad reciben solamente tratamientos paliativos”, sostiene el doctor Guillermo Mazzolini. La proteína IL-12 ha sido extensamente estudiada por el equipo de investigadores y han confirmado que su utilización como proteína recombinante no sólo implica altos costos, sino que requiere una aplicación sistémica y posee elevada toxicidad.

“Por esto, en la actualidad no se usa. Sin embargo, la posibilidad de concretar la transferencia génica (un procedimiento que implica la inserción de material genético, en este caso los genes de la IL-12, dentro de una célula), permite la administración local del tratamiento con baja toxicidad. Si a eso le sumamos la combinación con la ciclofosfamida –en dosis bajas y no tóxicas– encontraremos que es posible pensar en una alternativa para abordar el sistema inmunitario desde distintos focos, con el objetivo de estimularlo y de esa forma revertir un estado que se ha denominado de “tolerancia” en el que el sistema de defensas es incapaz de impedir la aparición y el crecimiento del tumor”, detalla Mazzolini.

De cualquier manera, el especialista se muestra prudente en relación a que los pacientes puedan contar con una solución inmediata a su problema: “Aunque la combinación supone un avance importante en el empleo de los tratamientos para el cáncer de colon, aún es prematuro aventurar sobre sus beneficios en los pacientes.

Fuente: Hospital Universitario Austral