La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó que Brasil "se despertó más fuerte" tras las multitudinarias manifestaciones de protesta que el lunes se realizaron en doce ciudades, y se mostró dispuesta a escuchar los reclamos al sostener que su gobierno está empeñado en escuchar "la voz de la calle".

Las manifestaciones continuaban este martes. Una movilización de más de 15 mil personas en San Pablo generó incidentes cuando un grupo menor derribó vallas de seguridad, rompió el cerco policial e intentó invadir la sede de Gobierno de la capital de Brasil.
 
Según la cadena Globo, los guardias de la alcaldía confrontaron a los manifestantes atacándolos con gas pimienta, pero la fuerza de los violentos los hizo retroceder y correr hacia el interior del edificio que custodiaban para buscar refugio. Otras personas que asistieron a la marcha de protesta contra el alza del boleto del transporte público repudiaron la espontánea reacción e intentaron frenarlos a golpes de puño.
 

Dilma y la democracia

Rousseff dijo que las protestas "demuestran el valor de la democracia" y revelan que "los ciudadanos están a la búsqueda de sus derechos" tras las manifestaciones en las que ayer participaron unas 250.000 personas en varias ciudades del país.

En sus primeras declaraciones públicas sobre las protestas que comenzaron hace casi diez días, la jefa de Estado condenó los episodios de violencia, pero destacó que la mayoría de las manifestaciones se desarrollaron pacíficamente.

Valoró el "espíritu pacífico de las personas que ayer fueron a las calles democráticamente" en una movilización que "supera los mecanismos tradicionales de las instituciones, partidos políticos o sindicatos".

Según Rousseff, "las manifestaciones comprueban la grandeza de nuestra democracia y el civismo de nuestra población" y suponen "un mensaje directo a los gobernantes en todas las instancias".

La presidenta celebró haber visto a "tantos jóvenes y adultos, nietos, padres y abuelos, todos juntos con la bandera de Brasil, cantando el himno nacional y exigiendo un país mejor".

"Las demandas de la población por ciudadanía, mejores escuelas, hospitales, transporte público de calidad y a un precio justo, por el derecho a influir en las decisiones de los Gobiernos, en repudio de la corrupción y el desvío de dinero público, comprueba el valor intrínseco de la democracia", afirmó, según publican las agencias EFE y Ansa.

"Mi generación sabe cuánto costó llegar a esto", apuntó Rousseff, quien durante su juventud militó en organizaciones de izquierda cuando gobernaba la dictadura, por lo que estuvo más de dos años presa y fue sometida a torturas.