El desarrollo de nuevas tecnologías dermatológicas permite que en la actualidad sea posible quitar años y marcas de la piel tras una sola sesión, sin cirugías y con efectos duraderos.

Mediante los nuevos equipos de láser CO2 fraccionado, que son mucho más potentes, es posible lo que hasta hace poco parecía inalcanzable: tratar eficazmente y en forma segura arrugas, líneas de expresión, cicatrices, manchas y marcas de acné, devolviendo la tersura, el brillo y el tono de la piel joven en rostro, cuello, escote y manos.

A diferencia de los tratamientos más clásicos e invasivos entre los que se cuentan las cirugías de estiramiento conocidas como “liftings” y otras técnicas como los peelings, los rellenos y el resurfacing, el láser CO2 permite que el tejido se regenere y se renueve en forma efectiva, tensando la piel, pero sobre todo brindando resultados satisfactorios en sólo una sesión y después de entre 3 y 7 días.

La doctora Irene Bermejo, médica dermatóloga, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), comentó que “el láser puede ser utilizado en mujeres y hombres para combatir las arrugas, las manchas y las lesiones causadas por el sol (queratosis actínica), siempre buscando resultados naturales, que den al rostro una apariencia rejuvenecida, pero no artificial”.
“Así, con el láser CO2 fraccionado –agregó- se repara el fotodaño, se genera una enorme cantidad de colágeno, se reposicionan las facciones, se minimizan e inclusive se hacen desaparecer las arrugas finas y profundas”.

En cuanto a los recaudos que hay que tener al utilizar esta técnica, la doctora Bermejo aclaró: “Hay que tener cuidado en las pieles oscuras porque cuando se aplica láser se provoca un efecto inflamatorio, frente al cual las pieles oscuras tienden a reaccionar pigmentándose. Por eso es necesario cuidarse después de haber realizado el tratamiento poniéndose protector solar y evitando la exposición a luces de tubo o a la luz de la computadora”.

Además, en diálogo con esta agencia, la especialista refirió: “También hay que preparar la piel antes del tratamiento mediante cremas que contengan ácido retinoico o de otro tipo, para de alguna manera ‘blanquear’ la piel y dejarla mejor preparada”.

El procedimiento consiste en aplicar láser CO2 fraccionado (es decir dividido en decenas de puntos o píxeles) en las zonas a tratar como por ejemplo el rostro, el cuello, el escote y las manos bajo anestesia tópica.

El láser -que actúa por calor- penetra la epidermis por pequeños canales térmicos, produciendo una vaporización o microherida que obliga al tejido a regenerarse. Todo esto se realiza sin afectar el tejido circundante, condición que, a su vez, estimula y acelera la recuperación.

La piel nueva, sana y radiante reemplaza al tejido dañado en tiempo récord, y el proceso continúa durante los 6 meses posteriores al tratamiento, lo que mejora la superficie y la tensión de la dermis.

“El paciente luce un aspecto natural, algo así como una versión más joven de sí mismo. Por ejemplo: una paciente de 80 años que no se haya operado logra tensión y pulido. Si la caída del rostro es más importante, requerirá una segunda sesión. Cabe remarcar que el láser tensa el tejido pero respeta las facciones y rasgos de la cara”, destacó la dermatóloga.

Fuente: Pro Salud News