El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó este martes de forma sorpresiva a Afganistán para firmar un acuerdo estratégico y emitir un mensaje a su nación desde ese país en guerra en el primer aniversario de la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, informó la Casa Blanca.

Obama afirmó que la meta que se fijó para la guerra en ese país, derrotar a la red terrorista Al Qaeda, "está al alcance" de la mano.

El mandatario señaló que una vez que se complete la retirada, en 2014, Estados Unidos mantendrá las misiones de adiestramiento y lucha contra el terrorismo en Afganistán, "ni construiremos bases permanentes ni patrullaremos sus ciudades y montañas".

En la tranquilidad de la noche y rodeado de grandes medidas de seguridad, Obama llegó al aeropuerto de Bagram para una visita de siete horas a Afganistán, donde su país libra una guerra de más de una década contra rebeldes islamistas desde los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

El viaje a Afganistán se rodea de un significativo simbolismo para un presidente que busca su reelección en noviembre y que presenta el asesinato de Bin Laden en un operativo militar clandestino en el vecino Pakistán, el 1 de mayo pasado, como el principal fruto de su rediseñada estrategia militar.

Apenas aterrizado con el avión Air Force One en Bagram, el presidente tomó un helicóptero hacia el Palacio Presidencial de Kabul, donde firmó el acuerdo de asociación estratégica con su par Hamid Karzai, informó la Casa Blanca.

Los periodistas de distintos medios que acompañaron a Obama en el vuelo de 13 horas aceptaron mantener el viaje en secreto hasta la llegada del mandatario al Palacio Presidencial de Kabul, la capital del país, donde los talibanes todavía cometen ataques, a veces letales, informó la cadena CNN.

El acuerdo estratégico que firmarán Obama y Karzai establecerá el rol que jugará Estados Unidos en Afganistán luego de que culmine su misión de combate, a fines de 2014, 13 años después del comienzo de la invasión para derrocar a los entonces gobernantes talibanes por negarse a entregar a su huésped Bin Laden.