Investigadores del departamento de Radiología y Medicina Física, Oftalmología y Otorrinolaringología de la Universidad de Málaga han diseñado el primer microchip electromecánico para implantarlo en el oído medio y mejorar la audición de las personas con problemas de sordera o hipoacusia.

El dispositivo se caracteriza por integrar en un espacio milimétrico una serie de elementos electrónicos y mecánicos que sustituyen determinadas partes del oído como los huesecillos y el tímpano.

El reducido formato es su principal ventaja frente a los actuales implantes de oído medio. Éstos, de mayores dimensiones, superan el tamaño real de esta cavidad del aparato auditivo, por lo que resultan inadecuados para la mayoría de personas que sufre pérdida de audición y dificultan la implantación.

En un estudio publicado en la revista Informa Healthcare, definen el oído medio como un transductor, es decir, un sistema que convierte un tipo de energía en otra. Por ejemplo, una lamparita transforma la energía eléctrica en lumínica. En el caso del órgano auditivo, éste convierte los impulsos nerviosos –energía eléctrica- en una forma de energía mecánica que es el sonido. Entre los elementos principales de este transductor biológico destacan la cadena de huesecillos y el tímpano. Cuando alguno de ellos está dañado y no puede desarrollar su función específica –generar sonido y escuchar– deben ser sustituidos por un transductor artificial que imite y potencie estas habilidades.

Ahora, fabricar y comercializar

Para obtener este dispositivo, los investigadores de la Universidad de Málaga han aplicado la tecnología MEMS (Micro Electro Mecanic Machine System) o Sistemas Micro Electro Mecánicos –un circuito integrado, una especie de chip– al campo de la Otorrinolaringología.

Con ayuda de esta tecnología, los expertos han diseñado un transductor que mejora las características de los que ya existen en el mercado. Una de ellas, el tamaño. “En la actualidad, los transductores del oído medio que se fabrican se mueven en un rango de 1,5 a 3 centímetros, dimensiones más grandes que las de la propia cavidad donde deben implantarse”, explica el responsable de este proyecto de investigación, Rafael Urquiza. 

Según las cifras aportadas por los autores del estudio, en España hay dos millones de candidatos potenciales a implantes de oído medio, ya que más del 80% de las pérdidas auditivas que existen son susceptibles de utilizar este tipo de tecnología. “Sin embargo, solo se ha realizado un centenar de operaciones debido a varios factores, entre ellos el precio, pero principalmente a esa complejidad de la intervención motivada por el tamaño del dispositivo”, indica.

Otra de las causas que impide que el implante sea accesible a la gran mayoría de afectados en la zona en donde se desarrolló, es el elevado costo del transductor. “Los dispositivos pueden costar decenas de miles de euros debido a que las técnicas de fabricación que se utilizan son costosas”, explica el experto. Por el contrario –continúa–, la tecnología MEMS posibilita la producción a gran escala y la consiguiente reducción de costes.

Una vez que los expertos han demostrado la eficacia del transductor, el siguiente paso es la fabricación y comercialización del producto, una fase en la que necesitan la colaboración de una empresa que finalice el desarrollo y lo ponga en el mercado. “La investigación no puede avanzar más sin la ayuda de una empresa que esté dispuesta a apostar por la tecnología.

Acceder al mercado requiere de estrategias comerciales ajenas al investigador”, explica Rafael Urquiza. El proyecto, transdisciplinar, que requiere la colaboración de ingenieros, médicos e informáticos, ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III, adscrito al Ministerio de Economía y Competitividad. 

Fuente: 20minutos.es