Al menos 16 personas murieron y otras 22 quedaron heridas en la madrugada en un total de doce ataques a colectivos y puestos de policía en Río de Janeiro, que fuentes oficiales atribuyeron a grupos de narcotraficantes.
En el hecho más grave, por lo menos siete pasajeros de un autobús murieron carbonizados luego de que una banda de pistoleros los asaltara y le prendiera fuego al vehículo.
Cerca de ocho puestos de policía fueron tiroteados y atacados con granadas en diferentes barrios de la ciudad, en hechos que dejaron dos policías, dos civiles y cinco delincuentes muertos.
Según el primer balance oficial de la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Río de Janeiro, los ataques también dejaron 8 policías y 14 personas heridas, en su mayoría pasajeros que estaban en el micro incendiado.
La policía informó de que, además de haber dado muerte a cinco de los pistoleros que atacaron los puestos policiales, arrestó a otros tres supuestamente vinculados al ataque al colectivo y que no supieron explicar las quemaduras que tenían en las manos.
En la reacción, la policía se incautó de una granada, dos fusiles y dos pistolas.
El secretario de Seguridad Pública, Roberto Precioso, informó en rueda de prensa que la ofensiva criminal fue una reacción de los narcotraficantes a las últimas acciones de la policía contra el tráfico de drogas y a la posibilidad de que sea adoptado un nuevo y más severo régimen disciplinario en las prisiones.
"La reacción es contra el Estado, que ha combatido la criminalidad de manera efectiva. Los grupos criminales están sufriendo pérdidas financieras y están reaccionando", afirmó.
"El motivo de los ataques también serían los cambios en el sistema penitenciario. Ellos están haciendo presión para negociar con el gobierno concesiones y privilegios. El temor de ellos es que sea adoptado un régimen disciplinario más duro", aseguró.
Según Precioso, los ataques fueron ordenados desde las prisiones por los jefes de las bandas de traficantes de drogas, y las autoridades ya estaban prevenidas de que algo grave ocurriría.
En el hecho más grave, por lo menos siete pasajeros de un autobús murieron carbonizados luego de que una banda de pistoleros los asaltara y le prendiera fuego al vehículo.
Cerca de ocho puestos de policía fueron tiroteados y atacados con granadas en diferentes barrios de la ciudad, en hechos que dejaron dos policías, dos civiles y cinco delincuentes muertos.
Según el primer balance oficial de la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Río de Janeiro, los ataques también dejaron 8 policías y 14 personas heridas, en su mayoría pasajeros que estaban en el micro incendiado.
La policía informó de que, además de haber dado muerte a cinco de los pistoleros que atacaron los puestos policiales, arrestó a otros tres supuestamente vinculados al ataque al colectivo y que no supieron explicar las quemaduras que tenían en las manos.
En la reacción, la policía se incautó de una granada, dos fusiles y dos pistolas.
El secretario de Seguridad Pública, Roberto Precioso, informó en rueda de prensa que la ofensiva criminal fue una reacción de los narcotraficantes a las últimas acciones de la policía contra el tráfico de drogas y a la posibilidad de que sea adoptado un nuevo y más severo régimen disciplinario en las prisiones.
"La reacción es contra el Estado, que ha combatido la criminalidad de manera efectiva. Los grupos criminales están sufriendo pérdidas financieras y están reaccionando", afirmó.
"El motivo de los ataques también serían los cambios en el sistema penitenciario. Ellos están haciendo presión para negociar con el gobierno concesiones y privilegios. El temor de ellos es que sea adoptado un régimen disciplinario más duro", aseguró.
Según Precioso, los ataques fueron ordenados desde las prisiones por los jefes de las bandas de traficantes de drogas, y las autoridades ya estaban prevenidas de que algo grave ocurriría.