Javier Cigno*

Otra vez la misma historia. La misma triste historia. Otra vez, los equipos rosarinos llegan al clásico sumidos en la mediocridad de siempre –o de casi siempre– y parece que este partido vale un campeonato o sirviera para salvar el año.

En la semana, Eduardo Coudet se sacó el casete y dijo una gran verdad: "Acá, la única forma de salvar el año es dar la vuelta en diciembre. Queremos ganar porque es un clásico pero la realidad indica que el año está lejos de salvarse. Lectura perfecta la del Chacho, un tipo que de eso –de vueltas– sabe mucho.

La pregunta es cómo alguien, en su sano juicio, puede creer que un partido salva la realidad de un equipo en el resto del campeonato.

Hay que recordar que para este torneo, Central se armó para, de una vez por todas, ser protagonista: mantuvo el plantel (salvo el cuestionado Emiliano Papa, únicamente, porque Germán Rivarola se fue cuando el Canalla ya no peleaba) y sumó nombres interesantes (Ariel Garcé y Darío Conca) más refuerzos de lujo (el Kily González y Paulo Wanchope).

Este alentador panorama de arranque se fue diluyendo con el correr de las fechas y resulta irrisorio que ahora, por ganar este domingo –así sea por goleada– se salva el año… ¡Cómo se va a salvar el año! Si en este campeonato, Central volvió a fracasar ante Boca y River, ganó sólo un encuentro de local y nunca encontró un buen nivel de juego, salvo alguna ocasional rachita de tres o cuatro fechas.

Por eso, a no cegarse por un partido. Que se quiera ganar es lógico, pero basta de mediocridad. Ya es hora de mirar más allá.



*cronista de Radio 2 a cargo de la cobertura de Rosario Central