Este jueves a las 3 de la madrugada en la puerta de la escuela Normal 3 se reunieron los alumnos de 7º A, B Y C del turno mañana con el objetivo de partir rumbo a la ciudad de La Plata y concretar el viaje de estudios planeado.

Cuando el colectivo llegó, los padres observaron que tanto el parabrisas delantero como uno de los vidrios laterales estaba astillado. Ante esta situación, una de las madres –Sabina Roccha de Rosi– encabezó el reclamo para que se cambiara el coche, y no se corrieran riesgos innecesarios provocados por esta anomalía. No era la primera vez que sucedía: en otras oportunidades, contingentes listos para partir a Bariloche vieron demorada su partida ante el mal estado del coche que los iba a trasladar.

En esta oportunidad, tras detectar las fallas en el colectivo, un grupo de padres y maestras se trasladaron hacia los galpones de la empresa Chevalier de Cafferatta al 600, a la que pertenecía el micro averiado, a fin de cambiar de colectivo. Según Sabina –la madre que presionó para apurar ese trámite– en el galpón fueron invitados por la empresa organizadora del viaje VL&M, de San Lorenzo 1648, a "aceptar viajar en esas condiciones o no realizar la excursión". El resultado fue que el grupo entero, salvo la hija de la mujer que había iniciado el reclamo, decidió viajar de todos modos en el colectivo que les ofrecían para no perderse el viaje.

En defensa propia, el titular de la empresa, Víctor Ladisa, explicó a Rosario3.com que, a diferencia de lo que dice la madre se les ofrecieron cuatro micros como posibles opciones de cambio, pero que los padres prefirieron quedarse con el primero que tenía el parabrisas astillado. “Entre los padres del curso había un mecánico y un vidriero. Los dos concluyeron que el micro cuestionado estaba en perfectas condiciones de viajar, a pesar de las fallas detectadas”, señaló Ladisa. También las maestras sostienen esa versión.

En tanto, la directora de la escuela Normal 3, Marta Pareja asegura que jamás tuvieron problemas con esa agencia de viajes y plantea –a pesar de que ella no estuvo presente en el momento del conflicto– que si el desperfecto hubiese sido de importancia, ningún padre habría permitido que sus hijos subieran al micro. “En cambio, sólo Sabina Rocha de Rossi decidió que su hija no viajara”, observó la directora.

Lo concreto es que si este micro de Chevalier, como cualquier otro destinado a excursiones, hubiese salido como corresponde de la Terminal de Ómnibus habría tenido que someterse al control de la secretaría Nacional de Regulación del Transporte y serían ellos los responsables de la habilitación o la objeción. En cambio, al plantear la salida desde la puerta de la escuela, la evaluación queda librada a la opinión de cada uno de los involucrados y se producen conflictos como éste.

Sabina Rocha dice que no quiere que le devuelvan la plata del viaje que su hija perdió, pero evalúa la posibilidad de iniciar una presentación judicial por el mal trato del que dice haber sido víctima, tanto por parte del gerente de VL&M, Víctor Ladisa, como de la regente de la institución educativa, quien desestimó su reclamo.

Por su parte, Ladisa dice que no accionará judicialmente por las calumnias proferidas por la madre en su contra, pero hace hincapié en la trayectoria de su empresa y en que fue por decisión de los padres que los chicos finalmente viajaron en el primero de los coches ofrecidos, a pesar de las 4 opciones posteriores.