Un patovica fue condenado a prisión por golpear a un joven en un boliche de la ciudad. La víctima sufrió la quebradura de la mandíbula. El hecho sucedió en 2007.

De acuerdo a lo publicado en el diario El Ciudadano, el titular del Juzgado en lo Penal de Sentencia Nº 8, Carlos Alberto Carbone, en una sentencia inédita en la ciudad, condenó a un patovica a dos años y tres meses de prisión en suspenso y el pago de costas tras ser hallado autor penalmente responsable del delito de lesiones graves por golpear a un chico en el ex boliche Menta, que estaba ubicado en Avellaneda y Casilda, en agosto de 2007.

El magistrado aseguró que llegó a esa determinación por lo contundente de las declaraciones testimoniales. “Hay testigos que son muy gráficos cuando hablan de que veían a su amigo «en el aire» como si fuera un muñeco, porque lo levantó con las manos mientras lo ahorcaba. Después lo dejaron en la vereda sangrando con este estado de salud física”, destacó.

Según se detalla en la sentencia, los testigos, amigos del chico golpeado, contaron que se encontraban en el bar cuando tuvieron un inconveniente verbal con unas personas y que a raíz de ello llegó un sujeto robusto, de 1,85 metro de estatura, con barba tipo candado, de cabello castaño claro, vestido con remera color blanca y pantalón jeans color celeste, quien era el patovica del local.

Éste comenzó a golpear al muchacho que se encontraba apoyado contra una pared, haciéndolo caer al piso sin dejar de pegarle. Luego lo sacó afuera del comercio y lo dejó tirado en la vereda. Al rato, el agresor fue detenido y la víctima fue trasladada al hospital Alberdi para su asistencia.

“El episodio termina con lesiones graves para la víctima porque terminó con la mandíbula rota. En base a los testigos y los testimonios de la propia víctima llegamos a una sentencia de condena que fue confirmada por la cámara. Se lo sentenció a dos años y tres meses de prisión por lesiones graves. Es una condena condicional, ya que la persona condenada no tenía antecedentes”, comentó Carbone.

“Para llegar a una condena tiene que haber certezas, y las certezas se dieron en este caso por las declaraciones testimoniales. Además, la versión del acusado no se pudo acreditar porque él sostenía que había sido otro el que lo había agredido y negó la autoría de los hechos. Uno es consciente de que en estos boliches bailables los jóvenes abusan del alcohol y se meten en trifulcas y problemas y se requieren personas que realmente estén muy serenas a la hora de tratar de resolver estas cuestiones. Pero acá pasó todo lo contrario”, agregó.

El juez recordó que el patovica entra ahora en la fase del cumplimiento de la condena. “Por el lapso de dos años tiene que someterse a la Dirección Provincial de Control y Asistencia. Uno es consciente que en esos ambientes las cosas aparecen tensionadas al máximo por los jóvenes, por el alcohol, por las disputas. Casualmente ayer (anteayer) estaba viendo por la televisión que a un chico en un boliche lo mataron a patadas. Estoy muy asustado porque todas estas trifulcas terminan con la víctima inerme en el piso y donde uno, dos, tres o cuatro le pegan en la cabeza. La gente no se muere de milagro porque esa, sin dudas, es una tentativa de homicidio”, remarcó.

“No puede existir un nivel tan grande de agresión. Pegarle a una persona inerme en la cabeza, aunque este no fue el caso, llama la atención. No puede haber ese exceso de reacción”, concluyó.