El titular de la AFA anticipó el fin del contrato por la televisación del fútbol con TyC. "Si un marido te pega y te da $ 200 para vivir todo el año y viene uno que te ama con locura a darte lo que quieras, ¿con cuál te quedas?", graficó con ironía la propuesta de Néstor Kirchner

Matrimonios por poder. Matrimonios por amor. Matrimonios por descarte. Matrimonios por conveniencia. Una cosa son los afectos y otra los contratos; y en este último terreno, las motivaciones empresariales son claras: el dinero que va y viene (si viene, mejor) es la única variable de ajuste. “La televisión no es la vida diaria”, dice una de las reglas de oro de Bill Gates, pero se le parece bastante; si no, mirá el conflicto entre la AFA y Clarín por la televisación del fútbol, el deporte que mejor ilustra la forma de vida de los argentinos.

Luego de 18 años de matrimonio por conveniencia, Julio Grondona se divorció de Grupo Clarín. El principal motivo es la salida a la cancha de un tercero en discordia, Néstor Kirchner, quien al parecer escribe los mejores poemas de amor. Ojo con ellos, aman demasiado las metáforas y poco el compromiso.

Entusiasmado con la posibilidad de llevar el doble de agua al molino propio –jaqueado por el apremio económico de los clubes– el “no” de Don Julio se volvió “tal vez”, y más tarde se vistió de “sí”. No de blanco, pero “sí” al fin. Ya se sabe lo volátiles que vuelve la pasión irrefrenable a las personas.

"Si un marido te pega y te da $ 200 para vivir todo el año y viene uno que te ama con locura a darte lo que quieras, ¿con cuál te quedas?" –argumentó Grondona en defensa de su decisión de romper el vínculo que otrora juró ser hasta que la muerte los separe– y disparó a su vez, nuevos interrogantes:

¿Qué hubiese pasado si el supuesto cónyuge maltratador le redoblaba la apuesta al zar? ¿Los golpes habrían sido golpes o apenas escarseos cariñosos? ¿Cuántos cross de derecha equivalen a una buena tarjeta corporativa? ¿No es que el amor todo lo puede? ¿Los reclamos del Uno se enmarcan en una cuestión de género, o sólo en una pretensión monetaria típica de su especie? Adiós pan y cebolla.

Lo peor que pueden hacer los enamorados cuando dejan de estarlo es echar a rodar los trapitos sucios del otro, sobre todo cuando la convivencia duró tantos años y, evidentemente, entre ellos hay más cosas en común que diferencias cruciales.