Una mano en el volante y la otra en el celular. Esa división de tareas la ejercen, cada día, el noventa por ciento de los conductores en la Argentina, lo que provoca, en consecuencia, la realización constante de maniobras peligrosas que ponen en riesgo sus vidas y las de los peatones.
Así lo revela un informe de especialistas del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) que sostiene que casi la totalidad de los conductores no pueden manejar correctamente y mantener a la vez una conversación coherente, por lo que al privilegiar la charla cometen errores que van desde demoras en las reacciones hasta despistes.
Tampoco están exentos quienes recurren a los equipos de manos libres, porque el conductor se concentra en la conversación y sus maniobras se ven afectadas, pero la prueba está en que incluso la capacidad de mantener una charla se ve disminuida: un quinto de los encuestados se equivocó al responder preguntas básicas.
La investigación del CESVI nació tras comprobarse que un hombre muerto en un accidente en la ruta, estaba hablando por su teléfono celular cuando conducía.
El estudio, realizado con 114 personas y supervisada por ingenieros del CESVI, consistió en realizar un slalom entre conos a una velocidad menor a 30 kilómetros por hora y marcha atrás, mientras los conductores hablaban por celular (una vez con el sistema común, la segunda con el de manos libres).
Así pudieron comprobar que aumentaba el grado de dificultad de la prueba y que los errores se incrementaban: un 33% tocó o tiró al menos tres conos; un 25% debió detenerse o se demoró en su reacción al doblar; un 12% abandonó la maniobra; y un 8% cometió incluso un despiste completo.
"En una situación real, en la que no tenés la opción de bajar la velocidad del vehículo como en la prueba y la otra persona te exige una respuesta coherente, implica golpear a otro auto, desviarse de la calzada, chocar contra el cordón o contra un peatón", indicó Gustavo Abranvatti, especialistas de CESVI.
Al mismo tiempo, un 20% respondió mal a preguntas elementales que se le hicieron sobre aspectos personales o temas generales, como por ejemplo "cuál es la mitad de un medio".
El riesgo de accidente es claro en los teléfonos comunes, porque durante el instante en que se atiende -unos cuatro segundos-, yendo a una velocidad de 60 kilómetros por hora el conductor mira solamente el equipo y avanza "a ciegas" alrededor de 60 metros.
En cuanto al recorrido con el sistema de manos libres, hubo una mayor precisión en la parte operativa, pero los errores sólo se redujeron un 20%. Esto se debe a la "distracción psicológica", ya que para dar una respuesta coherente se necesita buscar imágenes de lo que se dice, lo que abstrae a la persona del camino y el entorno.
Por otro lado, a pesar de lo que se cree, leer un mensaje de texto implica un riesgo mayor todavía que hablar: desde que se advierte de la llegada del texto hasta que se lo ve transcurren unos ocho segundos, en lo que se recorren 100 metros a ciegas a una velocidad de 60 kilómetros por hora.
La misma situación en una ruta, a una velocidad de 100 kilómetros por hora, produce una abstracción similar pero durante 166 metros, sin mencionar la posibilidad de que el conductor también responda el mensaje.
Fuente: Télam