Vivir en un edificio con pileta es “cool”. En el marco del boom de la construcción, muchos complejos de departamentos de alta categoría ofrecen esta posibilidad. Sin embargo, pese a que se trata de una tendencia en crecimiento, existe un llamativo vacío legal al respecto: nadie sabe cuántos natatorios de este tipo hay en la ciudad, tampoco hay reglas claras sobre cómo deberían funcionar.

La mayoría de los consorcios no consideran la posibilidad de contratar guardavidas y servicio médico, por los altos costos. Desde el Sindicato de Guardavidas señalan que, aunque muchos digan que se trata de "propiedades privadas", todo lugar con agua que reúna gran cantidad de gente debería tener su correspondiente bañeros. También están los que señalan que, en el caso de un accidente, aunque se tenga alguna cobertura el seguro podría no pagar si no hay alguien responsable a cargo.

El boom de la construcción no vino sólo. Muchas torres llegaron con una pileta para que los habitantes de esos complejos tuvieran su lugar privado de esparcimiento. Existe un acuerdo tácito que indica que la mayoría de estos complejos con pileta se encuentran en la zona del Parque de España, barrio Martin, Parque Independencia y macro centro.  Aunque se sabe que son muchas y que el número va en aumento, no existen registros certeros de la cantidad de edificios con pileta.

“Como se trata de propiedades privadas no requieren de ningún tipo de habilitación, por eso dar una cifra de la cantidad de lugares de ese estilo implica una búsqueda por cada uno de los expedientes de obras particulares realizadas en la ciudad. Porque no tienen ni una carga ni una reducción en la tasa por contar con pileta”, señaló a Rosario3.com, Eduardo González, titular de Obras Particulares. El rastreo le llevaría a alguien específicamente dedicado a ese trabajo casi una semana porque los criterios de esa dependencia municipal no determinan que ese tipo de obras se discriminen del resto.

En la Legislatura porteña se analiza un proyecto para regularizar el uso de las piletas en edificios con más de veinte departamentos. La iniciativa impulsada en Buenos Aires plantea que en esos lugares debería haber un guardavidas y un servicio médico para prevenir accidentes. Pero en Rosario los consorcistas no piensan seguir ese camino. De hecho, la falta de un relevamiento preciso de estos lugares es la primera dificultad a la hora de plantear a nivel legal una regulación de esos espacios. Imposible regular lo no se sabe que existe. Además, hay otra traba: los gastos que implica para los inquilinos no ya el mantenimiento de la pileta, sino la contratación de personal.

“No creo que haya consorcios con capacidad económica para sostener ese gasto, es más fácil que cierren la pileta a que paguen el sueldo de un guardavidas”, evaluó César Díaz Colodrero, administrador de edificios y tesorero de la Cámara de la Propiedad Horizontal. En tanto, para Pedro Saporito, presidente de la Cámara de la Propiedad Horizontal, “casi todos los edificios tienen piletas que no son de natación sino de recreación y esparcimiento, por lo tanto no es necesaria la presencia de un bañero”.

Saporito, que administra tres edificios con pileta y quincho ubicados en la zona de barrio Martin y Parque España, señaló que las medidas de los natatorios (cinco metros por cuatro, uno cincuenta de profundidad), con lo cual no llegan a tener ni 500 mil litros de agua. “Ese tipo de inspecciones van para otros lugares, countries donde va más cantidad de gente y donde también hay que controlar que haya los niveles de cloro indicados y personal especializado en el mantenimiento”, dijo el presidente de la Cámara de de la Propiedad Horizontal. Y se sinceró: “Claro que si llegara a pasar un siniestro, más que nada a un niño, ningún seguro de responsabilidad civil se haría cargo si en la pileta no hay un bañero”.

Sin embargo, para el personal nucleado en el Sindicato de Gurdavidas de Rosario las piletas en los edificios necesitan de una regulación específica. “El año pasado enviamos muchas cartas al municipio para tratar este tema puntual pero no tuvimos respuesta, cosa que no nos sorprende porque hace años está cajoneado un proyecto de ley provincial en la Cámara de Diputados”, denunció Rogelio Bramajo, delegado de Rosario del sindicato, a Rosario3.com. En este sentido, desde el sindicato que nuclea a los bañeros también criticaron que el municipio no tenga ni siquiera un listado de los edificios que cuenta con una piscina.

Aunque a simple vista nadie le diría que "No" a un edificio con pileta, es cierto que como todos los espacios comunes a compartir con los vecinos acarrea tanto de bueno como de malo. Según César Díaz Colodrero, administrador de edificios, “es como con el ascensor, algunos de los habitantes del edificio lo quiere usar y otros no. Y cuando existen diferencias la problemática se complica”. 

Díaz Colodrero aseguró que el principal problema que se topa en cada reunión de consorcio de los edificios con pileta que le toca administrar "son los elevados costos de mantenimiento". Además, apuntó que las normas de convivencia también traer disputa entre vecinos. “El tema de la disciplina es muy importante. Hay un horario para ir al natatorio, casi siempre es de 9.00 a 20.00, y una serie de normas como no llevar animales ni comida y pautas acerca de la cantidad de personas que puede ir por departamento para que no se transforme en un natatorio público”, concluyó.